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El belén de un joven de Alagón, del garaje de su casa al Museo Etnológico de Belchite

Julián Palacín lleva desde 2017 recreando los edificios e iglesias del Pueblo Viejo de Belchite. Estas Navidades se podrá ver de forma gratuita en una de las salas cedidas por el Ayuntamiento.

Julián Palacín recrea una de las casas del Pueblo Viejo de Belchite para su belén, en una imagen de archivo.
Julián Palacín recrea una de las casas del Pueblo Viejo de Belchite para su belén, en una imagen de archivo.
J. P.

Podría decirse que el mundo del belén se ha convertido en una forma de vida para Julián Palacín, de Alagón. Él mismo reconoce que se pasa los 365 días del año pensando en la Navidad y en todo lo que le rodea. "Sería el más feliz del mundo con una tienda de belenes", comenta con una sonrisa este joven, de 28 años, que trabaja en el sector de la automoción.

De momento, un comercio no tiene pero sí un belén de grandes dimensiones inspirado en el Pueblo Viejo de Belchite, al que ha llamado 'un belén en tiempos pasados'. Lo empezó a diseñar y construir en 2017 y desde entonces no ha hecho más que crecer y darle grandes satisfacciones. Las Navidades pasadas lo visitaron casi 5.000 personas después de que en 2018 entrara a formar parte de la Ruta del Belén de Aragón. "Cuando era conocido a nivel de vecinos, lo tenía en una habitación. Después como venía la gente tuve que arreglar el garaje de mi casa para trasladarlo ahí. El poder acceder a la Ruta del Belén fue un triunfo personal", apunta contento de que se reconozca su trabajo.

La última alegría se ha materializado este año. El Ayuntamiento de Belchite (que fletó en 2022 dos autobuses con vecinos para ver su creación) le ofreció poder montarlo en una de las salas del Museo Etnológico del municipio zaragozano. Y en él ha estado trabajando desde este verano, algún día hasta 11 horas, para que el público que quiera lo pueda ir a ver -de forma gratuita- desde el próximo 3 de diciembre hasta el 7 de enero de 2024. "Lo que menos me esperaba es que mi belén acabara en un museo del pueblo. Es el único inspirado en Belchite que existe en la Comunidad y a nivel nacional. El Consistorio me ha dado esas facilidades y han colaborado todos: el alcalde Carmelo Pérez, la concejal de Cultura, jóvenes del pueblo... Se lo tengo que agradecer", dice.

"Lo que menos me esperaba es que mi belén acabara en un museo de Belchite"
Julián Palacín, montando el belén en el Museo Etnológico de Belchite.
Julián Palacín, montando hace unos días su belén en el Museo Etnológico de Belchite.
J. P.

En total, el belén ocupa 150 metros cuadrados -frente a los 75 con los que contaba en el garaje de su residencia- de la sala de 300 m2 cedida por el Ayuntamiento. Para agrandarlo, este ha sido un año de mucho trabajo: Palacín ha elaborado a mano otros seis edificios del Pueblo Viejo (entre ellos, la iglesia de San Agustín con su torre mudéjar). "Belchite Viejo eran mil y pico inmuebles; yo he hecho los más emblemáticos. El primero, el Arco de la Villa, me costó 9 meses en 2017 porque era de ladrillo. Al principio los construía con ese material y con marquetería, pero pesaban tanto que cambié la técnica a corcho tallado. También fue complicada la casa de Dominica Fanlo, con tanta ventana y balcones. Todas las piezas las he realizado yo menos las figuras, que las compro; aunque algunas las he pintado", explica.

La idea, tal y como avanza, es que su belén se quede de forma permanente en el Museo Etnológico. "Y creo que desde la Fundación Pueblo Viejo de Belchite lo quieren enseñar el resto del año. Mientras iré haciendo más edificios y cambiando su forma porque así incentivas a la gente a que venga a visitarlo. No me gusta que esté todos los años igual. Las Navidades de 2023 es circular", detalla el joven alagonés, que reconoce que ha hecho una inversión económica importante.

Para Julián Palacín, lo más importante de un belén no es su dimensión ni el número de figuras. Lo esencial son los detalles. "Que parezca todo tan real que la gente se sumerja; tienes que intentar darle vida. Quiero que se fijen en esos animalitos escondidos, en esas mariposas pequeñas... Siempre digo que aunque un niño tiene poco de adulto, un adulto tiene mucho de niño. Tu imaginación tiene que meterse ahí, que te haga partícipe del belén", subraya.

"Lo importante de un belén son los detalles, que parezca tan real que la gente se sumerja en él"

Él con solo 12 años ya se metió de lleno en el mundo belenista. "Era como una terapia. Me olvidaba de todo y es cierto que la imaginación va mucho más allá", recuerda. También sostiene que "ha sacado" la manos de uno de sus abuelos, que hacía esculturas en alabastro. Con esos mimbres y paso a paso fue construyendo casas con vendas de escayola y cajas de cartón. Después comenzó con un estilo hebreo y, más adelante, construyó viviendas del Pirineo hasta llegar a su proyecto más ambicioso: 'un belén en tiempos pasados'. "Voy muchas veces a Belchite y visitándolo en 2016 vi el Arco de la Villa. Me pareció tan bonito que lo hice para mi belén y, después, me gustó tanto que hice la Torre del Reloj. Y con los años decidí sacar la temática del Pueblo Viejo. Iba mirando imágenes y me regalaron un libro de fotos antiguas que tenían tanto encanto que dije: ¡Aquí hay mucha vida!", rememora.

Al mismo tiempo, iba comprando esculturas, entre ellas de artistas andaluces como José Luis Mayo,  Joaquín Pérez o Lidia Moya. "Esta última es hija de Lola Temprado, una belenista reconocida a nivel nacional y de América. Es como si fuera de mi familia", afirma. 

Él no se pone metas. Tan solo tiene 28 años y sabe que le queda toda una vida por delante. "También mucho todavía que aprender. Pero he ido a más y cada año me supero en visitas. Y este es muy importante porque es el 800 aniversario del mundo del belenismo", subraya. Mientras no perderá la ocasión de fotografiar alguna casa o puerta que le guste para intentar reproducirla. "O si voy por algún sitio y veo una rama, digo: 'Para el belén".

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