El Rastrillo Ozanam se alía con la moda: de las 'pop up' al 'vintage' 

La cita solidaria del otoño en Zaragoza añade al gancho de sus precios nuevas tendencias de consumo.

Animado comienzo del Rastrillo Ozanam.
Animado comienzo del Rastrillo Ozanam.
Francisco Jiménez

¿Un vestido de comunión? Lo tienen. ¿Un disfraz? Lo tienen. ¿Una guitarra eléctrica? La tienen. ¿Una muñeca antigua? También. El Rastrillo Ozanam es una de las citas ya fijas que dan cuenta del la llegada del otoño en Zaragoza. Este año, el objetivo de esta recaudación de fondos es la reforma de 61 viviendas de alquiler social.

En la sala Multiusos, hasta el 5 noviembre, se despliega este bazar al que, con afán solidario, se acerca un público tan variado como los son sus propios puestos. Además de un sinfín de curiosidades, el rastrillo atiende a los más variados gustos. Es a la vez una manera de ahorrar ayudando y un buen plan. Uno puede tomarse un buen café en su bar antes de pasearse por los 'stands' donde se venden vajillas, bolsos, zapatos, bisutería, ropa de niños, libros, decoración, menaje, tejidos, y hasta adornos navideños.

También, en estos años, ha sabido adaptarse a las modas del momento, en busca públicos amplios y por qué no, de los más jóvenes. Desde el tan de moda 'vintage' hasta, esta edición, como gran novedad los formatos 'pop up'.

Así, junto al género nuevo y el de segundo mano o de grandes oportunidades, en 2023 se hace un guiño a la moda y las tendencias del momento con un puesto en el que, por un poquito más pero siempre con precios muy asequibles, se abre un escaparate a las prendas que se llevan actualmente: jerseys marineros, bolsos artesanos, casacas de estilo indio o pañuelos o calcetines de fantasía: "Hemos querido hacer un guiño a las 'pop ups', esas tiendas o mercadillos de verano con piezas escogidas", cuentan las voluntarias encargadas de regentarlo.

Animado comienzo del Rastrillo Ozanam.
Animado comienzo del Rastrillo Ozanam.
Francisco Jiménez

Entre los éxitos del Ozanam están también los rincones dedicados al menaje del hogar y de cocina o el de la mercería, donde Azucena Delpueyo hacía gala de su experiencia como voluntaria. "Llevo veintitantos años colaborando", decía mientras aseguraba que las ventas habían empezado con empuje. Se lo explica así: "Es que tenemos ropa nueva, cosas muy prácticas, calcetines y ropa interior de marcas muy buenas", contaba sin perder oportunidad de publicitar el género. "Sacamos novedades cada día", añadía para que nadie se despiste.

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