Teresa Escabosa y su primera Ofrenda a los 90 años: “No me he cansado nada”

Eran las 10.40 cuando esta vecina de Ejea de los Caballeros comenzaba la Ofrenda desde la calle Casa Jiménez. Llegaba pasadas las 14.30.

Teresa Escabosa, en su primera Ofrenda a los 90 años.
Teresa Escabosa, en su primera Ofrenda a los 90 años.
C.I.

Ha sido una de las historias más curiosas que ha dejado esta nueva edición de la Ofrenda de Flores. Y es que este año, entre los miles de oferentes y sus historias anónimas, se encontraba la de Teresa Escabosa Lobera, natural de Luesia, en las Cinco Villas, que a sus 90 años pasaba su primera ofrenda. “No me he cansado nada”, afirma, divertida. Y eso que su familia le ha ofrecido buscar un lugar para sentarse a lo largo de las más de 4 horas que ha durado esta aventura. “Qué me voy a sentar yo, qué cosas”, añade.

Teresa Escabosa, de Luesia, acaba de pasar su primera ofrenda a los 90 años

Porque no. No lo hacía sola. De hecho, cuentan sus seres queridos que gracias a esta revolución han sido varios miembros de su familia los que se han animado a vivir la experiencia con ella. Entre ellos el pequeño de sus cuatro hijos, Alfredo Miana (51), y dos nietos Sergio Pérez (32) e Ixeia Miana (11).

A las 10.40 de la mañana esta vecina de Ejea de los Caballeros, donde reside hace unos años, comenzaba la Ofrenda desde la calle Casa Jiménez. Llegaba a los pies de la Virgen pasadas las 14.30, ramo en mano, y lo hacía “más fresca que ninguno”. Y es que si hay algo que tiene claro la aragonesa es que tiene unas ganas de vivir arrolladoras. “Me ha tocado trabajar mucho y cuidar de los míos Ahora es cuando estoy empezando a disfrutar de la vida”, reivindica.

Teresa, junto a su familia.
Teresa, junto a su familia.
C.I.

Nació un 26 de abril en Luesia, así que decidió pasar su primera Ofrenda de Flores con los vecinos de su pueblo. “Siempre hay que probar cosas nuevas. Vengo también de vivir mi primer crucero, que se me llevaron mis hijos a celebrar mi cumpleaños”, explica. Y asegura que, mientras se está bien de salud y con ganas de vivir, “nunca es tarde para probar cosas nuevas”.

Hace seis años murió su marido, Mariano, conocido en el pueblo como 'el Lucero' -por ser electricista-. Ella se dedicó toda la vida al cuidado del hogar, de la granja y de los campos que mantenían. “Al menos hoy sí, mañana ya veremos. Lo que tengo claro es que si puedo, al año que viene repetiría”, afirma.

Teresa, con el estandarte de su pueblo, Luesia.
Teresa, con el estandarte de su pueblo, Luesia.
C.I.

Como explica su hijo, Alfredo, es una mujer “llena de vitalidad, que tiene más energía que todos nosotros juntos”. Para ellos vivir esta experiencia junto a su madre y abuela, más aún a esta edad, es toda una alegría. “Ha vivido toda la vida para los demás y ahora está disfrutando de una segunda juventud. Es muy especial para nosotros”, admitía.

Y eso que la ocurrencia de pasar la Ofrenda fue cosa de hace tan solo unos días. “Fue mi hermana Pilar, la mayor, quien tuvo la ocurrencia y se puso a organizarnos a todos”, afirmaba. También le consiguió un traje y complementos entre los amigos de la familia: “Al final son experiencias que sabíamos que le habría gustado vivir, pero que no ha podido por haber estado dedicada siempre a los otros”.

“Estaba mejor que nosotros”

También le han acompañdo dos nietos, Sergio; que admite sentirse muy emocionado de haber tenido la oportunidad de compartir esta aventura. “Yo es la segunda vez que paso la Ofrenda, el año pasado con Ejea de los Caballeros y este año con Luesia, y con mi madre y mi abuela que se estrenaban. Ha sido algo muy especial para todos”, explica.

También para la benjamina de la familiar, Ixeia, que relata que han caminado un buen rato agarradas del brazo, juntas. “Le he preguntado varias veces si se cansaba y estaba mejor que nosotros”, añade, divertida. Una experiencia inolvidable para esta familia que espera que sea la primera de muchas.

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