Así es la iglesia de San Miguel de Zaragoza y la curiosa historia de la campana de los perdidos

El edificio de traza mudéjar está situado en el centro de Zaragoza, junto al río Huerva. Junto al retablo de Forment del altar mayor, su interior alberga una capilla escondida y su campanario protagoniza una popular historia de la ciudad.

Iglesia de San Miguel de Zaragoza
Iglesia de San Miguel de Zaragoza
Guillermo Mestre

El 29 de septiembre se celebra la festividad de San Miguel Arcángel, uno de los nombres más importantes del santoral católico. A caballo entre septiembre y octubre, este día suele coincidir con un periodo de temperaturas suaves y cielos despejados: el tradicional veranillo que lleva su nombre y que este año se prevé más largo y cálido de lo normal. Pero San Miguel es mucho más. La leyenda de Zaragoza cuenta que este arcángel ayudó a las tropas navarras de Alfonso I a conquistar la ciudad en 1118.

Un siglo más tarde, en el año 1260, se levantó la primera parroquia de San Miguel de los Navarros que conmemoraba la batalla. El edificio original debió ser de planta románica y se localizaba en el mismo lugar que el actual (junto a la calle y la plaza del mismo nombre). El crecimiento de la capital hizo necesaria su ampliación en el siglo XIV. La iglesia de San Miguel de los Navarros de Zaragoza destaca por su decoración mudéjar exterior de ladrillo en la torre y el ábside poligonal. 

El origen de la campana de los perdidos

La iglesia de San Miguel está situada junto al Huerva y al lado de una de las puertas de la muralla de Zaragoza. Se considera una parroquia agrícola porque las huertas que rodeaban el río eran lugar de trabajo de muchos agricultores desde el amanecer al anochecer. La frondosa vegetación del entorno y las nieblas invernales provocaron la muerte de varias personas, según la historia. En el siglo XVI se colocó una lámpara para tratar de iluminar su regreso a casa. Pero esta solución no fue suficiente y los vecinos pidieron al ayuntamiento que las campanas de la parroquia sonaran cada media hora del crepúsculo a la medianoche. La campana de los perdidos de San Miguel todavía suena hoy de forma simbólica a las 22.05 horas y golpea 33 veces. Solo ha dejado de hacerlo durante los Sitios de Zaragoza y mediados del siglo XX.

El retablo de Forment preside el altar mayor

Al entrar en la iglesia de San Miguel de los Navarros, lo que más llama la atención es el retablo mayor, que está situado en la cabecera de la nave central. Fue realizado en el siglo XVI, dos siglos después de la construcción del edificio. Su autor, Damián Forment, creó también el retablo de la Basílica del Pilar y de San Pablo. Según ha quedado documentado, el Papa León X donó para su elaboración 1.000 florines que iban a ser destinados al Vaticano y por eso en su parte alta se puede ver el escudo papal. El retablo es del año 1521 y está elaborado en madera de pino dorado y policromado. Para muchos es una obra maestra del renacimiento. Entre las esculturas que componen esta obra destaca la de San Miguel, representado en lucha contra el demonio.

La capilla secreta de la iglesia de San Miguel

El edificio alberga, además, una capilla oculta de finales del siglo XVI detrás del retablo mayor de Forment. Parte del ábside mudéjar quedó oculto, creando un espacio único que tienen pocos templos en Aragón. El trasagrario fue transformado en una pequeña capilla/sacristía, pero mantiene su decoración original mudéjar de finales del siglo XVI. Estuvo cerrada durante muchos años y se volvió a abrir en el 2000. 

Esta capilla oculta no es la única sorpresa que puede encontrarse en esta parroquia. El pequeño museo de la antigua sacristía muestra piezas de gran valor y antigüedad como un relicario gótico del siglo XVI con un trozo de Veracruz, la cruz de Cristo. Es el objeto más antiguo que guarda la parroquia.

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