Qué es el picudo rojo y por qué afecta a las palmeras de Zaragoza

Han sido varias las palmeras que han tenido que ser taladas por el Ayuntamiento después de que se vieran afectadas por la plaga del picudo rojo.

Picudo rojo, el llamativo insecto que afecta a las palmeras de Zaragoza.
Picudo rojo, el llamativo insecto que afecta a las palmeras de Zaragoza.
Katja Schulz

El picudo rojo está causando estragos en la flora de la capital zaragozana. El pasado martes, cinco de las seis palmeras que rodeaban la fuente de Neptuno del parque Grande quedaron tendidas en el césped de uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad. El viernes de esta misma semana ocurría lo mismo en el entorno de la plaza de los Sitios. La tala de esta familia de plantas leñosas, en el marco de una estrategia de sostenibilidad transversal a toda la ciudad, es la solución que el departamento de Sanidad Vegetal del Ayuntamiento de Zaragoza está llevando a cabo durante estos días para tratar de frenar la plaga del picudo rojo. Pero, ¿qué es realmente?

El picudo rojo es un insecto coleóptero de color rojo y negro, muy llamativo, que puede llegar a medir cuatro centímetros en estado adulto. Tiene un comportamiento muy agresivo y, en un periodo corto de tiempo, provoca la muerte de las palmeras, en especial de la palmera canaria, que es la más habitual del paisaje urbano de Zaragoza. Vive dentro de las palmeras y tiene ciclos de vida muy largos, llegándose a dar poblaciones de varios cientos de individuos en el interior de un ejemplar atacado por esta plaga.

Por qué talan las palmeras de Zaragoza

José Arrieta, técnico del servicio de Parques, Jardines e Infraestructuras Verdes del Ayuntamiento de Zaragoza, asegura que cuando este insecto afecta al meristemo apical -único punto de crecimiento de la planta-, “la palmera no tiene retorno”.

El experto explica que antes de proceder a la tala se lleva a cabo un largo procedimiento para intentar salvar los ejemplares. “En primer lugar, las palmeras se monitorizan y se realiza un seguimiento mensual. Si tienen síntomas, utilizamos tratamientos biológicos que resultan inocuos para la población para tratar de parasitar al picudo en todas sus fases”, indica.

En el caso de estos últimos ejemplares, después de tratar de salvarlos, no quedó más remedio que proceder a su tala, ya que no había manera de salvarlas y podían suponer un riesgo para las personas: "Su delicado estado las hacía muy vulnerables ante posibles caídas en caso de viento fuerte", justifican desde el Consistorio.

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