Nueva tala de palmeras en Zaragoza para tratar de frenar la plaga del picudo rojo

En la capital aragonesa se contabilizan más de 4.000 ejemplares de ‘Phoenix canariensis’, una especie de palmera que se está viendo afectada por el ataque indiscriminado de este insecto. 

La palmera que ha sido talada, sobre el césped de la plaza de los Sitios.
La palmera que ha sido talada, sobre el césped de la plaza de los Sitios.
Rubén Losada

El pasado martes, cinco de las seis palmeras que rodeaban la fuente de Neptuno del parque Grande quedaron tendidas en el césped de uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad. Esta mañana, la misma estampa se trasladaba al entorno de la plaza de los Sitios. La tala de esta familia de plantas leñosas, en el marco de una estrategia de sostenibilidad transversal a toda la ciudad, es la solución que el departamento de Sanidad Vegetal del Ayuntamiento de Zaragoza está llevando a cabo durante estos días para tratar de frenar la plaga del picudo rojo, una especie de coleóptero que amenaza la capital aragonesa. 

José Arrieta, técnico del servicio de Parques, Jardines e Infraestructuras Verdes del Consistorio zaragozano, asegura que cuando el insecto afecta al meristemo apical -único punto de crecimiento de la planta-, “la palmera no tiene retorno”.

El experto explica que antes de proceder a la tala se lleva a cabo un largo procedimiento para intentar salvar los ejemplares. “En primer lugar, las palmeras se monitorizan y se realiza un seguimiento mensual. Si tienen síntomas, utilizamos tratamientos biológicos que resultan inocuos para la población para tratar de parasitar al picudo en todas sus fases”, indica.

A través de la suelta de nemátodos -comúnmente conocidos como gusanos redondos- y de tratamientos con hongos, procuran parar su expansión. Si no resultan efectivos, emplean insecticidas para intentar matarlo. "Cuando el avance continúa y observamos manifestaciones evidentes eliminamos las partes afectadas. Dejamos el tejido sano esperando que no haya nada que toque el meristemo para que se regenere, pero si lo hace, y tras un ciclo vegetativo de un año no mejora, se tala", añade el técnico. De esta forma, evitan cualquier posible riesgo de desprendimiento e impiden que la palmera pueda convertirse en un foco de infección para el picudo. 

El picudo rojo tiene predilección por la palmera de tipología ‘Phoenix canariensis’, de las que todavía hay en Zaragoza.

Los primeros ejemplares de este insecto de origen asiático se registraron en 1994 en Almuñécar (Andalucía). La libre exportación de palmeras favoreció la entrada en nuestro país de este coleóptero, que ya ha colonizado distintas zonas de la península. “En el valle del Ebro, el primer registro data del año 2014”, recuerda Arrieta. Al parecer, “en nuestro país no tiene depredador porque es una especie exótica”, lo que dificulta su control.

El picudo rojo tiene predilección por la palmera de tipología ‘Phoenix canariensis’, una especie endémica de las Islas Canarias. A día de hoy, en Zaragoza se contabilizan más de 4.000 ejemplares de este tipo, aunque la gestión municipal únicamente corresponde a un 10%. Al parecer, esto es un 'handicap' ya que "si se mantienen bien unas, pero otras no", el insecto se puede contagiar. Por eso, desde el Consistorio recalcan la importancia de la colaboración de los propietarios de las palmeras, que también deben poner los medios necesarios para ayudar a detener su expansión. 

El Ayuntamiento, por su parte, lleva a cabo un plan estratégico de detección y prevención para protegerlas. Entre algunas de las medidas se encuentra la elección de variedades de palmera alternativas a la canaria que resistan al picudo rojo, la utilización de biofortificantes y bioestructurantes para reforzarla en caso de ataque, así como la solicitud del certificado fitosanitario, un documento que se utiliza para controlar y combatir las plagas en el comercio internacional. 

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