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Cómo explicar a los niños el suceso en la piscina de Casetas: "Deben saber que fue un accidente, el agua no tuvo la culpa"

Sandra Onde es la psicóloga de emergencias que atendió a la familia del niño fallecido el pasado domingo en la piscina de Casetas. Varias personas se preguntan cómo actuar con los niños que fueron testigos del suceso. 

Sandra Onde, psicóloga de emergencia que atendió a la familia del niño ahogado en Casetas.
Sandra Onde, psicóloga de emergencia que atendió a la familia del niño ahogado en Casetas.
Heraldo.es

Eran las 14.30 cuando Sandra Onde y María Jesús Baena, psicólogas integrantes del Grupo de Intervención en Emergencias y Catástrofes (Gipec) del Colegio Profesional de Psicología de Aragón, recibían la llamada de activación. Por más tiempo que lleven en un servicio de estas características, “jamás te acostumbras del todo”, afirman. “Nos llamaron para comunicarnos que se había producido el ahogamiento de un niño en la piscina municipal de Casetas. Cuando llegamos la instalación estaba completamente vacía y la familia se había ido a casa”, relata una de ellas.

Una vez en su domicilio, se pusieron a disposición de la familia, de origen pakistaní, a la que encontraron “muy arropada por sus seres queridos”. “En un momento de estas características encontrar consuelo es complejo, pero el apoyo del entorno es fundamental es el más eficaz de todos”, afirma Onde. Tanto para los propios familiares del menor como para el resto de personas que, durante los hechos, se encontraban en la instalación pública sin saber muy bien cómo actuar: “Nadie está preparado para vivir algo como esto”.

“La verdad es que te quedas impactado. Lo primero de todo por el sufrimiento de la familia, no me lo puedo imaginar”, explica María, una de las vecinas que se encontraba comiendo con su hija y otros amigos en la piscina este domingo a la hora en la que se produjeron los hechos.

Entre los presentes, sobre todo los más pequeños, las preguntas eran muchas. No en vano, hablar de la muerte sigue siendo un tabú en nuestros días: “¿Qué le ha pasado a ese niño?”. Preguntas normales que, en algunos casos, ha sido difícil responder, pero que, en todos ellos, requieren de una respuesta vertida desde la calma y la empatía. Y es que, como explica Onde, “es un tema difícil de tratar, pero tenemos que intentar afrontarlo con la mayor normalidad posible, adaptándonos al nivel de entendimiento de cada niño según su edad, dosificando la información y permitiendo que cada uno se exprese de la manera que sepa o necesite cuando llegue el momento oportuno”, advierte.

A veces será a través de la palabra, otras, cuando no tengan tanta facilidad comunicativa, se puede hacer uso de herramientas alternativas como el dibujo. “Lo importante es que puedan sacar a su manera lo que están viviendo”, añade. Si no sabemos cómo abordar la situación y consideramos que existe un problema, lo mejor es hablar con un especialista”, añade la psicóloga. Sea como sea, lo principal es no ocultar lo ocurrido. “No tiene sentido, aunque no se hayan enterado muy bien han estado allí y lo han vivido en primera persona”, añade Onde.

“Vacaciones de piscina”

Por supuesto, antes de llevar a cabo una conversación de estas características es imprescindible que la persona adulta procese la situación y sea capaz de hablar desde la calma, en lugar que desde el miedo o la angustia. Algo que también puede resultar complejo. Entre las estrategias más accesibles para regular una emoción de estas características se encuentran el tomarse el tiempo necesario para entender lo ocurrido, apropiarse de lo que se está sintiendo en el momento, tratar de ponerle nombre, analizar el contexto y, de nuevo, permitirse sentir las emociones que surgen en cada momento.

Sin embargo, algunas de estas familias aseguran que sus hijos han manifestado su idea de no querer volver durante una temporada o, incluso, “de tomarse unas vacaciones de piscina”. “Recuerdo que mi hija se tapó los ojos y se puso a llorar sin saber muy bien lo que estaba pasando”, relata María. También algunos adultos han reconocido sentir algo de ansiedad con respecto a lo ocurrido.

La experta, insiste: “Tenemos que hablar de lo ocurrido las veces que sea necesario. Normalizarlo, aunque sea duro”. Un consejo, advierte, que es aplicable a grandes y pequeños: “Es imprescindible explicar que ha sido un accidente, que el agua no tiene la culpa de lo ocurrido”. 

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