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Tormenta torrencial en Zaragoza: "Ahora tiene que venir la grúa a llevarse mi coche y el que está encima"

Los vecinos de la zaragozana calle de Demetrio Galán Bergua sufren una nueva inundación a causa de la tromba.

Los turismos se amontonaron al inicio de la calle Galán Bergua, cortando la carretera y deteniendo el tránsito de vehículos.
Los turismos se amontonaron al inicio de la calle Galán Bergua, cortando la carretera y deteniendo el tránsito de vehículos.
Francisco Jiménez

En la zaragozana calle de Demetrio Galán Bergua, el asfalto era este jueves por la tarde más marrón que gris. Aunque los bomberos ya habían hecho su parte, el olor a agua estancada ya avecinaba el dantesco paisaje al girar la esquina: vecinos limpiando sus portales, terrazas inundadas y, la joya de la corona, una amalgama de coches y contenedores que bloqueaba el paso.

Paula Guerrero observaba su automóvil, unido a esa masa deforme. "Ahora tiene que venir la grúa a llevarse mi coche y el que está encima". Su hijo había abierto la puerta del vehículo e intentaba sacar el agua con un vaso de plástico. No parecía especialmente afectada. "Llevamos muchos años ya con esta calle así".

Los vecinos del portal número 9 contemplaban resignados la piscina en la que se había convertido su garaje. De vez en cuando se oía algún suspiro cansado o algún "¿y ahora yo cómo saco el coche?" La tormenta había puesto a la mayoría sobre aviso, que ya imaginaba este desenlace. "Las bocas estaban tapadas por la suciedad" protestó Vicente García, que tiene plaza en ese parquin.

El Ayuntamiento de Zaragoza había colocado esas salidas de agua precisamente para evitar situaciones como esta, y parecía que estaba funcionando. "La calle se inundaba arriba, pero aquí ya no", explicó María Teresa del Río, también residente en el inmueble. Ella no fue consciente del problema, al inicio. "No me he enterado de nada", confesó, "me ha tenido que llamar mi nieta de Salou para decirme que no baje".

Entre los que se esforzaban por achicar el agua, tampoco faltaban los trabajadores y propietarios de los comercios de la zona. En la autoescuela, María del Mar Herrera echaba cubos fuera con sus compañeros. "Estaba de baja en mi casa y he venido corriendo", contó, "lo he visto todo desde mi balcón". Consideró que ha tenido una relativa suerte: "Mi coche estaba fuera, pero por lo menos arranca".

La mujer estaba agarrada al techo de su coche cuando los Bomberos de Zaragoza han acudido a su rescate.

Emilio Azorín, también de la autoescuela no tuvo la fortuna de encontrarse en casa: "Estaba con un alumno de prácticas que se ha asustado y ha salido corriendo, dejándome dentro y con la puerta abierta". Mientras contaba la historia, una alumna se acercó, confundida ante el espectáculo que tenía delante. "Entonces... ¿Hoy no hay clase?".

Hay personas atrapadas en sus vehículos en Parque Venecia y buceadores de los Bomberos trabajan en ayudar en las tareas.

A pesar del caos, reinaba una calma relativa. Los viandantes sacaban fotos, aquellos con propiedades evaluaban los daños con cabeza baja y los niños jugaban a la pelota en el parque mientras el agua les llegaba casi a las rodillas. Para esta pequeña calle de Zaragoza, las inundaciones no son regulares, pero sí habituales.

Cortes eléctricos

Galán Bergua no fue la única zona afectada por el agua. La tromba también causó incidencias eléctricas que se concentraron en el corredor del Ebro. Unos 1.500 clientes se quedaron sin suministro en los barrios de Monzalbarba y Cogullada, según confirmaron fuentes de Endesa. El corte de suministro se produjo sobre las 18.00 y el servicio se restableció a lo largo de la tarde. El problema radicó en la inundación de los centros de transformación, que suelen ser subterráneos, por lo que cuando el agua se acumula a su alrededor acaba filtrándose por las rejillas y afectando a las instalaciones.

El Tercer Cinturón de la capital aragonesa, por el que cada día pasan cientos de vehículos, se ha convertido en un auténtico río como consecuencia de la gran tromba de agua que este jueves ha caído en Zaragoza.

La zona del Arrabal tampoco salió indemne. La calle Valle de Broto se inundó a la altura de la estación de bomberos y algunas piscinas se desbordaron. "El césped de mi casa parecía un manto blanco", comentó Sara Redondo, residente en el barrio. Todavía quedan destrozos por evaluar, a lo largo de hoy se conocerá el alcance real de los daños.

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