El futuro gobierno del PP en Zaragoza queda a la espera de si al final entra Vox

Natalia Chueca tiene garantizada la investidura y la coalición con la extrema derecha está pendiente de los pactos.

Natalia Chueca celebra los resultados junto al líder del PP aragonés, Jorge Azcón.
Natalia Chueca celebra los resultados junto al líder del PP aragonés, Jorge Azcón.
José Miguel Marco

El abrumador resultado obtenido ayer por el PP en la capital aragonesa, con 15 concejales y un 37,88% de los votos, despeja por completo el camino a la popular Natalia Chueca para convertirse en la alcaldesa de Zaragoza el próximo 17 de junio, bien con el apoyo de Vox como sin él: lidera la fuerza más votada y no hay ninguna opción de elegir a un regidor alternativo que reciba el apoyo de los 16 ediles del pleno que dan la mayoría absoluta. Con la investidura despejada, la única duda ahora en el Ayuntamiento de Zaragoza es si finalmente entrará Vox en el gobierno municipal.

En este contexto, con una derecha que suma 19 concejales con los 4 de Vox (cifra solo alcanzada en 1995 por el PP y el PAR), en el Ayuntamiento se abren dos escenarios: o bien Natalia Chueca gobierna en solitario con acuerdos puntuales o con uno de corporación con Vox o bien se formaliza un pacto de coalición de gobierno con la extrema derecha. Pero la decisión no se va a tomar exclusivamente en el Ayuntamiento de la capital.

Diversas fuentes consultadas explicaron que todo quedará a expensas de los pactos globales, posiblemente a nivel nacional y con la vista pendiente de las generales de diciembre. El presidente del PP-Aragón y ganador de las elecciones autonómicas, Jorge Azcón, ya manifestó su deseo de gobernar en solitario, pero será el encaje de alianzas en las distintas instituciones el que concrete esta cuestión. Tampoco puede descartarse un gobierno en minoría a nivel autonómico y que se compense a Vox con la entrada en un bipartito municipal.

La relación de PP y Vox a nivel municipal es muy buena, especialmente con el portavoz local, Julio Calvo, un exmilitante popular con el que los conservadores han colaborado sin excesivos traumas durante los últimos años. Su perfil, ajeno a las estridencias de la formación derechista, le favorece a la hora de entrar al gobierno municipal. De momento, tras conocer el resultado el portavoz de Vox no elevó el tono de sus exigencias y optó por la prudencia a la espera de la evolución de las conversaciones de los próximos días.

La izquierda, en mínimos

Mientras la derecha se prepara para su segunda corporación en el gobierno, en el lado contrario del tablero está la izquierda, que se sitúa en una cifra de concejales mínima. Aunque el PSOE salva los muebles al mantener la representación, las fuerzas progresistas sufre un duro castigo por su división. Esta es una de las claves determinantes de este proceso electoral.

La barrera del 5%, que no han superado ni CHA ni Podemos y que Zaragoza en Común ha rebasado por los pelos, ha significado que se hayan ido por el sumidero electoral más de 30.000 votos. La división ha penalizado a los partidos situados a la izquierda del PSOE y ha favorecido por tanto a la derecha a la hora de repartir escaños con la Ley de D’Hondt.

Con estos resultados, a la izquierda le espera una dura travesía, dado que el escenario actual no da margen a muchas variables. Solo está por ver si en el pleno municipal habrá espacio para pactos puntuales entre los grandes partidos, cuando PP y Vox discrepen de forma acordada o no, por ejemplo en cuestiones que separan a las dos formaciones de la derecha, como la igualdad de género.

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