Desfile de las fiestas Goyescas: un viaje a la Zaragoza de 1790

En torno a 500 personas ataviadas con indumentaria de finales del XVIII han protagonizado la segunda edición de uno de los actos centrales de la cita cultural.

Desfile de las Fiestas Goyescas en Zaragoza.
Desfile de las Fiestas Goyescas en Zaragoza.
RAMÓN COMET

Han sido días de mucho ajetreo en el gimnasio del colegio Cándido Domingo de la capital aragonesa, en el barrio del Arrabal. En su interior, el equipo de producción, dirección, vestuario, maquillaje y caracterización de las fiestas Goyescas de Zaragoza se afanan en tener todo preparado hasta el mínimo detalle. Dar un salto en el tiempo de tres siglos no es cualquier cosa.

Con las máquinas de coser a pleno rendimiento, metro, aguja e hilo en mano; David García y Vicente Martínez, de la sastrería más grande del mundo; Cornejo, de Madrid; junto a Mar López, diseñadora de vestuario y su ayudante, Raquel Poblador, ultiman todos los detalles. “Lo más habitual son bajos y cinturas”, admiten. También se suelta alguna que otra costura de última hora.

Con prendas para vestir hasta a 140 personajes -aunque son 70 actores y actrices profesionales, se han sumado músicos, acróbatas y ciudadanos en el desfile popular-, encontramos trajes de corte imperio y elementos indispensables de la indumentaria goyesca como la mantilla. También hay zapatos, bolsos y guantes, y todo tipo de complementos. “Algunas de estas prendas han aparecido en películas como ‘El pequeño ruiseñor’, protagonizada por Joselito, ‘Piratas del Caribe’, o ‘Los fantasmas de Goya’”, relata Vicente.

Durante algo más de hora y media, los asistentes dieron vida a la comitiva de un día imaginado de aquel 1790, año en el que un maduro y ya conocido Francisco de Goya era recibido entre ovaciones y aplausos por los altos mandos de la ciudad de Zaragoza. La idea surge de la directora artística zaragozana Marian Pueo. “Nos parecía una buena forma de cambiar la historia, ya que el artista no tuvo muy buena relación con la ciudad, fue un homenaje que nunca se le hizo en vida”, rememora.

Tanto ella como su ayudante de dirección, Iván Ramos, son además historiadores, por lo que la ardua fase de documentación se les han antojado como “un auténtico regalo”. Pueo lo cuenta catastro de 1723 en mano, documento del cual ha tirado para sacar los 70 personajes que han protagonizado el pasacalles. “Absolutamente todos son reales”, reivindica. Por eso, cada uno de ellos tienen un nombre y apellidos; oficio y hasta una dirección exacta ubicada en una Zaragoza en la que solo había 16 barrios o parroquias, y apenas 50.000 vecinos.

A las 15.30 horas del sábado, 29 de abril comienzan a llegar los primeros intérpretes de la segunda edición del desfile de las fiestas Goyescas de Zaragoza. También hay un equipo de maquillaje, vestuario y posticería, encabezado por las zaragozanas Ana Bruned y Virginia Maza, ubicadas en una de las aulas del colegio, con el resto del equipo de maquillaje, peluquería y posticería.

Porque si hay un elemento protagonista aquí son las pelucas y los postizos, preparados a mano por Ana Bruned y Virginia Maza, a cargo de este departamento. “En la época era muy popular el pelo rizado, por lo que hemos visto en muchos cuadros de la época, que es donde nos hemos documentado”, explica Bruned. También eran muy habituales los sombreros, tocados, plumas, pañuelos o redecillas entre las mujeres, sobre todo de clase alta.

Este pasacalles trata de recrear a las distintas clases sociales y profesiones que convivían en esa época, así como diversas manifestaciones festivas del momento, músicos, malabaristas, lanzadores de fuego, acróbatas, etc

Miles de personas se han acercado a disfrutar del recorrido, con música, malabares, juegos con fuego y bromas de todo tipo; el cual que ha discurrido por el puente de Piedra, la calle Don Jaime hasta plaza de España y ha culminado en la plaza del Pilar tras discurrir por la céntrica calle Alfonso.

Personajes

Entre los personajes se encontraban Martina Martínez, viuda de Josep Marcén que regenta una posada en la calle Mayor de la capital aragonesa. En ella viven dos oficiales militares con sus familias, y una criada. También las monjas carmelitas, repartiendo rosquillas y magdalenas por doquier y haciendo las delicias del público presente; la condesa Fuenclara de San Felipe y su hija, que buscaba afanada marido “con tierras” por las calles del centro; o María Ángela Marín Gurrera, la primera regidora mujer -algo así como concejala- de la época. “Heredé el título al morir su marido, no era nada habitual”, explica la joven, a la que da vida Claudia Sancho.

También el propio Francisco de Goya, interpretado por Antonio Magén por segundo año consecutivo, encabezaba el desfile desde una calesa a caballos y acompañado por su inseparable Martín Zapater. “Para mí es un auténtico lujo dar vida a este personaje tan ilustre”, admite el actor. O el irlandés Félix de O’Neille y O’Neille, interpretado por José Luis Subirón, y que fue capital general de Aragón y presidente de la Real Audiencia de Aragón, cargo que ocupó hasta su muerte: “Era un hombre que mandaba más que el propio alcalde, una de las personas más influyentes de la ciudad, ilustrado, mecenas, economista y bibliófilo”. Sin duda, todo un descubrimiento.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión