zaragoza

Tres personas confesaron que los Giménez Clavería les ofrecieron dinero por tirar ácido a Kamal

La Guardia Civil pone de manifiesto en el juicio que se celebra en Zaragoza hasta qué punto Sara y su tío llevaban tiempo planeando el cruel ataque. El caso quedará mañana visto para sentencia.

Momento en el que los dos únicos acusados en prisión, Sara Giménez y Aitor Gordillo, entraban en la sala de vistas.
Momento en el que los dos únicos acusados en prisión, Sara Giménez y Aitor Gordillo, entraban en la sala de vistas.
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La Guardia Civil ha aprovechado su comparecencia en la penúltima sesión del juicio por el ataque con ácido sulfúrico al joven Kamal Mouloudi en Caspe para revelar que fueron hasta tres las personas que les confesaron haber recibido una oferta por parte de Sara o José Giménez Clavería –sobrina y tío– para rociar con ácido al menor. La persona acusada de llevar finalmente a cabo la encerrona, Aitor Gordillo Grimal, habría sido por tanto el cuarto candidato, lo que pone de manifiesto hasta qué punto el clan estaba empeñado en cumplir sus amenazas.

Como ha recordado el funcionario de la Benemérita al frente de la investigación, si algo les quedó claro desde que empezaron a seguir los pasos de los Giménez Clavería como presuntos responsables de la tentativa de asesinato fue el miedo que infundían en Caspe. De ahí que a dos de las personas que les reconocieron haber sido tentadas para tan salvaje encargo, la Guardia Civil les otorgara la condición de testigos protegidos. La tercera en admitir que también le habían propuesto rociar con ácido a Kamal fue Teresa Parra López, quien ha acabado en el banquillo de los acusados.

Cuando declaró el martes ante el tribunal de la Sección Sexta de la Audiencia Provincial, la procesada lo negó todo: "A mí no me ofrecieron ni dinero ni drogas por hacer ese trabajo", aseguró. La fiscal tuvo que recordarle que no era eso lo que había manifestado en su día ante la Guardia Civil, a lo que ella replicó: «"Pero es que me presionaron mucho", para terminar confesando que también tenía «miedo» a los Giménez Clavería.

El investigador del instituto armado explicó que Parra se mostró muy colaboradora al principio. "Nos dijo que conocía a Aitor Gordillo, que lo habían llevado a Caspe Sara y José para quemar a Kamal. También nos dijo que se lo habían propuesto a ella por 500 euros, pero se negó. Después, localizamos a otras dos personas a las que también ofrecieron arrojar el ácido. Y los dos de forma espontanea nos lo confesaron. Una de esas personas llegó a decir que ya tenía ganas de contarlo. Pero todos tenían mucho miedo", relató el instructor del atestado. De ahí que ninguno    de los tres informara en su día de la cruel propuesta a la Policía Local o a la Guardia Civil, algo que posiblemente hubiera ayudado a impedir que desfiguraran a un chaval de 17 años.

Miedo en Caspe

Para la Fiscalía, otro ejemplo del temor que causan los Giménez Clavería sería el silencio del farmacéutico al que José Giménez, el Recortao, le compró  una pomada para las quemaduras varios días después de la emboscada. Supuestamente, para aplicársela al sicario, que también resultó herido. Cuando la representante del Ministerio Público pidió este miércoles al boticario que rememorara este episodio, el testigo dijo no recordar nada. "Pero ¿usted conoce a José?, ¿le ha amenazado?", le inquirió. "Sí, lo conozco, nos llevamos bien. No tengo miedo, simplemente no recuerdo", apostilló él.

El responsable de las pesquisas en el instituto armado explicó a los magistrados que, cuando se producen actos violentos con heridos, es habitual acudir a los centros médicos, hospitales o farmacias de la zona buscando pistas. "Tomamos declaración al encargado de    una farmacia de Caspe y nos dijo que José Giménez había acudido por allí a comprar una crema porque Teresa Parra, que por entonces cuidaba a la madre del Recortao, se había quemado. El testigo llegó a decirle que fuera ella para ver qué tenía, a lo que José Giménez le dijo que no iba a ir, que le diera la pomada. Por último, este hombre nos comentó que después había visto en la calle a Teresa y no estaba herida", señaló el guardia civil.

«Mirarte al espejo y no reconocerte es muy duro»

Las psicólogas del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) que vieron a Kamal Mouloudi tras sufrir el ataque con ácido han explicado que el 3 de mayo de 2019 supuso un punto de inflexión en la vida del chaval, que entonces tenía 17 años. «Fue un cambio absolutamente radical. Era un chico que estudiaba bachillerato, tenía novia, jugaba al fútbol... Después, se produjo un aislamiento absoluto», indicó Cristina Andreu.

Cuando las especialistas se entrevistaron con la víctima, bastante después de salir del hospital, comprobaron que «se estaba produciendo un cambio en su propia identidad». «Desde el punto de vista psicológico, mirarte al espejo y no reconocerte es muy duro», indicaron.

Pero si algo constataron las psicólogas fue que Kamal presentaba un cuadro depresivo «muy acusado». «Si la media está en 50 puntos 

–señalaron–, él estaba en 90. Estaba muy deprimido, con ideaciones autolíticas». Por todo ello, recomendaron que siguiera con el tratamiento psicológico e incluso que se le diera tratamiento farmacológico para superar el insomnio.

El juicio quedará este jueves visto para sentencia tras la declaración de una testigo que hoy no pudo comparecer y los informes finales de las acusaciones y las defensas.

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