semana santa

Secretos que guardan los bolsillos y el coche escoba

Instrumentos de repuesto, agua, caramelos e incluso un desfibrilador se ha guardado en los vehículos que cierran las procesiones cada Semana Santa.

El interior de la furgoneta de apoyo a la cofradía del Prendimiento, en su procesión de ayer. montañés
El interior de la furgoneta de apoyo a la cofradía del Prendimiento, en su procesión de ayer. montañés
Montañés

Las procesiones duran horas y en muchas ocasiones son kilométricas, ya que recorren gran parte de la capital aragonesa desde los barrios hasta la iglesia de Santa Isabel, en el Casco Histórico de la ciudad. Son casi ‘excursiones’ para las que es necesario ser previsor.

Por esta razón, tras las varas de cierre suele procesionar el que se conoce como «coche escoba», aunque depende del número de hermanos que participan puede ser una furgoneta. A veces son de alquiler, mientras que en otras ocasiones son cedidas. En su interior se encuentra un sinfín de objetos. «Nosotros llevamos agua para que los cofrades se vayan hidratando y provisiones de caramelos para las bajadas de azúcar, por si se terminan los que llevamos en las filas», cuenta Fernando Balaguer, hermano mayor de la cofradía del Prendimiento de Zaragoza, que se apoya en una furgoneta. En interior del vehículo se guardan elementos de ayuda sanitaria. «Contamos con un botiquín y hemos llegado a salir con un desfibrilador, ya que un hermano padecía del corazón», añade.

Tienen que dar respuesta ante cualquier problema, por lo que portan tambores, bombos y timbales de repuesto por si se rompe el parche y los plásticos en caso de que comience a llover. «Incluso guantes de repuesto por si alguien los pierde de camino a la salida».

Es típica la imagen de un hermano que se ciñe el antifaz a la boca y hurga en el hábito en busca de algo. Puede surgir una duda: ¿qué guardan los cofrades en los bolsillos? Habrá tantas respuestas como cofrades en la ciudad, pero hay imprescindibles que no faltan. «En el bolsillo derecho de delante siempre llevo los caramelos y al otro lado unos guantes de repuesto. Y detrás el móvil, la cartera y las llaves de casa», relata un hermano de la misma cofradía zaragozana. El resto de los cofrades consultados coinciden en parte con este joven. Sin embargo, se aprecia un detalle: cuanta más edad, menos cosas. «Caramelos y pañuelos», repiten la mayoría de los encuestados que peinan canas.

Depende de la cofradía, recomiendan otros elementos, como tiritas en el caso del Ecce Homo, seguramente por la matracas.

Otros van más allá y se aventuran a colocarse bajo el hábito un bolsillo auxiliar. «No me ha convencido mucho», reconoce un cofrade que lo estrenó el Domingo de Ramos. Incluso hay quien hace uso de unas pequeñas bandoleras siempre y cuando no se noten.

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