Dos generaciones de costaleros unidas bajo el Cristo del Perdón en Huesca

Javier Lendines y su hijo Francho portarán este Viernes Santo sobre sus hombros este paso en la procesión del Santo Entierro.

Javier Lendines y su hijo Francho son costaleros del Cristo del Perdón de Huesca.
Javier Lendines y su hijo Francho son costaleros del Cristo del Perdón de Huesca.
Verónica Lacasa

Solo cinco de los 20 pasos que recorrerán Huesca este Viernes Santo en la procesión del Santo Entierro son llevados a hombros: el Cristo Yacente (12 personas), el Nazareno (24), el Santo Cristo de la Esperanza (18), el Cristo de los Gitanos (24) y el Cristo del Perdón (30). Este último hace ‘doblete’ en pocas horas ya que anoche salió a desfilar también protagonizando un emocionante encuentro con la Dolorosa en la plaza de San Pedro.

Un total de 55 costaleros se reparten este año las dos procesiones del Cristo del Perdón en sendas cuadrillas ya que algunos de ellos repiten. "No sabemos a ciencia cierta lo que pesa ya que varía en función del tamaño de las 200 docenas de claveles que lleva y también de las dos baterías de camión que se coloquen. Aún así, el peso no importa, es una devoción", recalca el prior, Luis Pérez. Es una de las cofradías más numerosas de Huesca con 260 miembros y precisamente las dos últimas incorporaciones nacieron el lunes, Inés y Sofía Catalán Bara.

Y en la cuadrilla que llevará esta tarde el paso están Javier Lendines, que cumple 35 años como costalero, y su hijo Francho, que lleva tres. "Yo empecé en 1988 por casualidad ya que el hijo de una amiga de mi madre tuvo una lesión y le preguntó si me apetecía a mí salir y dije que sí", recuerda. Al año siguiente ya se recuperó su amigo Kiko Regla pero se acercó a la cofradía a ver si seguía habiendo algún hueco "y ya me quedé".

Confiesa que como católico, "siempre me había apetecido salir de costalero". Y anima a la gente a seguir su ejemplo o a participar en las procesiones de la forma que sea "porque hay muchas oportunidades de salir, ya sea en un paso, en filas o en las bandas de música".

Javier Lendines no se ha perdido ni un año la Semana Santa oscense pese a vivir en Madrid. Y valora que "lo bonito, por lo menos en nuestro grupo, es la diversidad de edades, porque hay desde universitarios a jubilados; geográfica, porque hay otros compañeros que también vienen de fuera y hubo una vez que dos costaleros viajaban incluso desde Londres; y de profesiones, porque hay fontaneros, carpinteros, carniceros, electricistas, médicos, economistas... Y a todos nos une una cosa, la devoción por Cristo del Perdón».

Calculan que cada costalero soporta unos 30 kilos de peso."No son tan largas como las de Sevilla, por ejemplo, aquí duran tres o cuatro horas, pero hay que estar un poco en forma. Aun así, es duro y acabas reventado. Los jóvenes están bien al día siguiente pero a los mayores nos cuesta cuatro o cinco días que se nos pasen las agujetas», afirma Javier.

Él prefiere la forma "contenida" de vivir la Semana Santa de Huesca en lugar de otras más "folclóricas". "Aprovecho el rato que estoy debajo del Cristo para dar las gracias por todo lo bueno que tenemos y que nos da el Señor y también para pedirle cosas. Ese rato de oración me llena mucho", recalca.

Su hijo tiene ahora 21 años. Desde pequeño ya salía en filas y en 2019 le ofrecieron un puesto libre de costalero. "Al estar mi padre metido, no me lo pensé", señala Francho. Asegura que exige un "sacrificio" y que él también aprovecha la procesión "para dar las gracias a Dios y pedirle por toda tu familia o para que las cosas vayan bien". Junto a él hay varios jóvenes porteadores, un relevo que ve necesario.

Destacan que hay otras sagas de costaleros vinculadas al Cristo del Perdón desde hace varias décadas como las familias Ferrer, Seral, Ara, Regla... "Al final vamos inculcando esta devoción para que pase de una generación a otra", valora Javier Lendines.

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