Correos pide a sus empleados en Zaragoza que extremen la precaución con paquetes sospechosos

La carta remitida al director de Instalaza contenía material pirotécnico y fue repartida con los envíos ordinarios.

Sobre remitido a la embajada de España en Madrid.
Sobre remitido a la embajada de España en Madrid.
Heraldo

La Policía Nacional y la Guardia Civil tienen orden de extremar las medidas de protección de las administraciones y edificios públicos, sobre todo en la recepción de envíos postales. La misma alerta ha dado Correos a sus trabajadores en Zaragoza, a quienes este jueves pidió la «máxima precaución» en caso de observar algún paquete de las características del que se recibió en la tarde del miércoles en la empresa de armas Instalaza, dirigido al director de la compañía en la capital aragonesa, en la calle Monreal.

La carta es similar a las recibidas en las últimas 24 horas en la embajada de Ucrania en Madrid, en la Base Aérea de Torrejón (a nombre del director del Centro de Satélites de la Unión Europea); en la sede del Ministerio de Defensa, para su titular, Margarita Robles, y a la que llegó el pasado 24 de noviembre a La Moncloa, a nombre del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Queda por confirmar si un sexto envío a la embajada de Estados Unidos en Madrid procede de la misma mano, aunque todo parece indicar que sí.

Los cinco sobres eran de color marrón, cuatro llevaban la misma letra manuscrita y dentro, según informó el secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez, había un artefacto de fabricación casera compuesto por una pequeña cantidad de material pirotécnico con la intención de causar una deflagración, no una explosión. Cuatro de ellos, incluido el de Zaragoza, fueron detonados por los Tedax de la Policía Nacional y la Guardia Civil. El recibido en la base de Torrejón se consiguió desactivar y mantenerlo intacto, lo que será valioso para la investigación.

Enviadas desde España

Todas las cartas proceden del territorio español y fueron entregadas a través de los servicios de Correos, por lo que la empresa pública dio pautas a sus empleados para que estén alerta y, ante cualquier paquete sospechoso que vean, activen el protocolo de seguridad, que básicamente consiste en abandonar las instalaciones, avisar a la Policía o a la Guardia Civil e informar del lugar donde está el envío.

Fuentes de Correos de Zaragoza señalaron que, por las dimensiones, el sobre cabe en cualquier buzón de la vía pública. Habitualmente el correo postal es sometido a unas medidas de seguridad que incluyen su paso por un escáner y rayos X. «Se hace un cribado y de vez en cuando se interceptan cosas prohibidas, como armas de fuego, munición o animales en extinción», señalaron. Tras el control, una empresa externa recoge el correo y lo lleva al llamado Centro de Tratamiento Autorizado, donde se clasifica con máquinas o a mano. Luego pasa a las oficinas en las que lo recogen los carteros para el reparto.

El Ministerio informó de que ha ordenado aumentar las medidas de seguridad en torno a las legaciones consulares de España así como en otros ámbitos que necesitan especial protección, una decisión que se suma al refuerzo de la seguridad decretado desde el inicio de la guerra en Ucrania. La Base Aérea de Zaragoza y el Hospital Militar son dos de las instalaciones de la capital aragonesa que han sido empleadas por el Gobierno para prestar apoyo al país en guerra, así como a los militares heridos en el conflicto con Rusia.

"Siempre nos han dicho que fuéramos con cuidado"

«Desde el primer día nuestra embajada y otras autoridades españolas nos han dicho que fuéramos con cuidado, todo es posible en una guerra».

Quien habla así es Alina Klochko, presidenta de la Asociación Ucraniana de Residentes en Aragón (AURA), que vivió con el «corazón en un puño» el suceso en la empresa de armas Instalaza. Le llamó la atención el envío de la carta a una compañía zaragozana, pero asegura que en la embajada de su país en Madrid «ha habido incidentes desde la primavera que no han trascendido». 

Personalmente se siente segura y si ve algo extraño dice: «Sé a quién tengo que avisar». No se atreve a hacer conjeturas sobre quién puede estar detrás. «Al principio hubiera dicho que procedía de alguna organización pro rusa, pero después de nueve meses cualquiera puede aprovecharse de la situación». 

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