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Adiós al último videoclub de Zaragoza: "Internet lo cambió todo"

Después de tres décadas alquilando a los aragoneses las últimas novedades del cine español y mundial, el videoclub Puerta Sancho dejará de prestar el servicio en diciembre. 

Carlos Ramo, en el videoclub Puerta Sancho.
Carlos Ramo, en el videoclub Puerta Sancho.
P. L.

Hace 33 años, una pareja de veinteañeros se aventuró a abrir un videoclub en La Almozara. Por entonces, él, Carlos Ramo, ya trabajaba, pero quería abrir un negocio junto a su mujer, Mamen Andrés. De primeras, no sabían en qué embarcarse, pero después de ver en Don Jaime un local donde alquilaban películas, pensaron que era una buena opción. Y así fue hasta hace unos años, cuando aparecieron las nuevas plataformas y desplazaron por completo los negocios más tradicionales. Tres décadas después, y a pocos pasos de jubilarse, Carlos y Mamen dejarán de prestar las últimas novedades del cine y con ellos se cerrará la historia de los videoclubs en Zaragoza.

"Fue mi mujer la que se encargó de levantar el videoclub Puerta Sancho. Cuando vimos que funcionaba así de bien, yo dejé mi trabajo para dedicarme también al negocio. Empezamos con 150 películas y cada mes comprábamos más", cuenta Carlos Ramo, que acaba de cumplir 60 años. Fueron de los pioneros en la capital aragonesa. "Cuando abrimos, había dos en La Almozara. En poco tiempo empezaron a nacer más y más y llegamos a estar unos diez videoclubs en la misma zona. Fue un verdadero 'boom'", reconoce.

En los 90, Carlos y Mamen compraban cada película por 3.000 o 4.000 pesetas y las alquilaban por 250. "Recuerdo que 'La dama y el vagabundo' nos costó 14.000 pesetas. Eso sí, lo recuperamos muy pronto porque fue un verdadero éxito", recuerda. Con el tiempo, llenaron las estanterías del local con cientos de filmes. "Hasta el 2000, cada fin de semana, la tienda se vaciaba porque los clientes se llevaban todas las películas", apunta.

"Por entonces existía la tradición de la noche de cine en casa. Las familias venían, cogían una o dos películas, preparaban unos bocadillos y pasaban unas horas disfrutando juntos. Eso ya se ha perdido. Ahora, los niños y jóvenes están con la videoconsola en sus cuartos", lamenta Ramo. 'Star Wars', 'Mentiras arriesgadas' y 'En el nombre de la rosa' están en la memoria de Carlos Ramo como las favoritas de sus clientes. También 'El señor de los anillos', 'Gladiator', 'La tormenta perfecta' o 'Salvar al soldado Ryan'.

Carlos Ramo, con algunos de los clásicos.
Carlos Ramo, con algunos de los clásicos.
P. L.

El primer varapalo que se llevaron  los videoclubs llegó, asegura, con la irrupción de las cadenas de televisión privadas. "Ahí ya notamos un bajón, pero seguíamos vendiendo. Eso sí, poco a poco empezaron a desparecer estos establecimientos", apostilla. Con el tiempo, Carlos y Mamen comenzaron a vender prensa para cubrir el dinero que estaban perdiendo en el alquiler de filmes.

Ya en los 2000, llegaron "las cadenas de videoclub gigantes que trabajaban a nivel nacional como Blockbuster y Drugstore". "Era imposible competir con ellos porque traían las últimas novedades. Sí que tuvimos una oportunidad porque vetaron a la Warner y los clientes seguían viniendo a nuestro establecimiento, pero solo para esas películas", recuerda.

Más tarde, irrumpió Internet, la piratería 'online' y finalmente, las plataformas como Netflix, HBO o Amazon Prime. "Internet lo cambió todo y estas plataformas son ya el final", asevera el empresario, que mantendrá la persiana abierta para vender periódicos, revistas, chucherías, artículos de papelería y coleccionables. 

Ahora, Carlos Ramo, también vende libros, prensa y artículos de papelería.
Ahora, Carlos Ramo, también vende libros, prensa y artículos de papelería.
P. L.

Diciembre será el último mes para alquilar DVDs en este pequeño negocio del número 107 de la avenida de Pablo Gargallo. "Hace dos meses incorporamos la última cinta y con esta llevamos cerca de 3.000, pero ya no vamos a adquirir más. Hemos visto que ya no renta, no sacamos beneficio y esto ha llegado a su fin", argumenta. En enero, venderán las películas a coleccionistas, aunque no se desprenderán de todas.  "Hay algunas que me las tengo que quedar de recuerdo sí o sí", declara.

"Me da mucha pena y es una decisión que tanto a mi mujer como a mí nos ha costado mucho tomar. Éramos unos críos cuando nos arriesgamos con esto y ahora somos la única que queda en Zaragoza y probablemente en Aragón. En todos estos años, hemos tenido un total de 5.824 socios", asegura emocionado. 

"Yo sigo alquilando de vez en cuando"

Carlos Lorte, a las puertas del videoclub Puerta Sancho.
Carlos Lorte, a las puertas del videoclub Puerta Sancho.
P. L.

Carlos Lorte lleva 7 años viviendo en el barrio y es un cliente fiel del videoclub Puerta Sancho. "Antes alquilaba muchos filmes, dos al mes. La verdad que con Netflix, he dejado un poco de lado el hábito, pero de vez en cuando sigo viniendo. Aquí siempre han tenido mucha novedades", sostiene

"Me da pena que retiren este servicio. Yo sigo viniendo todos los días a por la prensa, y lo echaré de menos", apunta.

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