Una segunda vida para el cementerio de Anento

Varios vecinos, con respaldo del Ayuntamiento, promueven remozar el campo santo y abren una campaña para recoger fondos.

Operarios en depósito y mesa del mismo en el cementerio de Anento.
Operarios en depósito y mesa del mismo en el cementerio de Anento.
JMACIPE

Un cementerio rezuma, habitualmente, quietud, calma y sosiego salvo en los días próximos a Todos los Santos. En el caso del de Anento, tras quedar en un estado de abandono durante años, lleva varios meses en los que la actividad no cesa. Detrás de este inusual movimiento se encuentra el proyecto 'Pro Cementerio de Anento', una campaña de un reducido grupo de vecinos de la localidad del Campo de Daroca que buscaban adecentar el campo santo datado en el siglo XVII y que carece de nichos o espacios para nuevas inhumaciones.

"Estaba muy abandonado, con muchas hierbas y desperfectos en las tumbas", explica María Mendocilla, malagueña, residente en el pueblo e ideóloga de la iniciativa y una de sus impulsoras. "Empezamos a limpiar a ver hasta qué punto podíamos hacer", apunta María Jesús Cebollada, descendiente del municipio y afincada buena parte del año. Tras acondicionar las tumbas y los espacios de paso, lo reinaugurarán este hoy a las 12.00. Pero todo no acaba ahí.

"La idea es rehabilitar la capilla y colocar un retablo, restaurar la antigua sala de autopsias, adecuar un espacio de recuerdo al osario, instalar columbarios, adecentar las tumbas y colocar decoración", enumera Mendocilla. "Hasta ahora hemos participado de forma continua unas seis personas, casi 20 de forma puntual y muchos aportando fondos, objetos o su colaboración directa", enumera. Sin embargo, puntualiza: "Necesitamos un empujón más".

Para ello han abierto un número de cuenta, que estará disponible hasta finales de noviembre, desde el que recoger fondos para alcanzar un montante superior a los 19.000 euros. Para aquellas aportaciones de 25, 35 y 45 euros han preparado paquetes turísticos que incluyen, según la cantidad, visitas guiadas a la iglesia de San Blas, el Aguallueve, el Museo de la Miel y un detalle artesano.

Hasta ahora, recuerda, Cebollada, el Ayuntamiento ha colaborado pero "tiene los fondos justos para arreglar las calles y al estar pocos censados tampoco recibe mucho dinero, aunque ayuda lo que puede". A eso se han sumado distintas iniciativas, como la venta de un libro solidario, una hucha en la oficina de Turismo y un mercadillo popular, con colaboración de vecinos, del museo de la Miel y de artistas locales y foranos.

"Ojalá todos los ayuntamientos pudieran contar con vecinos así", explica Enrique Cartiel, alcalde de la localidad. El primer edil recuerda que "el pueblo hace 35 años estaba deshabitado y hay que priorizar, aunque hace 30 años ya se repararon las paredes, el techo de la sacristía y la sala de autopsias. Pero el tiempo pasa para todo". A este respecto, apunta que el Consistorio ha colaborado con materiales y mano de obra.

Y no son los únicos, ya que albañiles y pintores también han puesto de su parte y de sus horas. Con vista en el horizonte, incluso valoran una ampliación. "Un vecino ha cedido 2.000 metros cuadrados, que se han explanado con ayuda de la Diputación de Zaragoza, para ampliar el propio cementerio y hacer un pequeño aparcamiento", anticipa Mendocilla.

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