El pleno instó ayer al Ayuntamiento a hacer estudios sanitarios sobre la calidad de las aguas del Ebro para abordar, una vez se disponga de las conclusiones, la posibilidad de crear playas fluviales. Fue la fórmula descafeinada que resultó de una moción de Podemos en la que se pedía el impulso de estas zonas de baño una vez hechos los análisis necesarios. La intención, según defendió el portavoz de la formación morada, Fernando Rivarés, era emular a París –que está actuando en este sentido en el Sena–, dar al Ebro un mayor protagonismo y proporcionar una alternativa de ocio a las familias con menos recursos.

Sus palabras, sin embargo, no terminaron de convencer al resto de los grupos. Vox le recordó las estrictas condiciones de seguridad que exige el Ministerio de Sanidad y ZEC, el riesgo existente en parte del tramo urbano por el mal estado de la depuradora. Por otra parte, PP y PSOE resaltaron que en Zaragoza ya hay 22 piscinas municipales "con capacidad suficiente para todos los usuarios" y que el río tiene unas corrientes peligrosas que desaconsejan el baño.

La iniciativa, pese a todo, salió adelante con 17 votos a favor y 14 abstenciones. También lo hizo el grupo de trabajo que agregó Ciudadanos a una de las mociones del PSOE. Como resultado, los partidos instaron al Consistorio a impulsar un plan para la recuperación, limpieza, embellecimiento y conservación de las riberas y a crear un grupo compuesto por técnicos municipales de todas las áreas afectadas con vistas a determinar la situación jurídica de los ‘iconos’ de la Expo 2008.

Este estudio también ahondaría en su estado y en su posible intervención, un asunto que arrastra años de debate y sobre el que no hay acuerdo entre las administraciones.

Quien no obtuvo apoyos suficientes fue ZEC, que no logró sacar adelante su propuesta para crear zonas de sombra y vegetación –los llamados oasis climáticos– en los barrios.