patrimonio
La histórica farola de la zaragozana plaza de Santa Cruz ya luce restaurada
El monumento diseñado por Regino Borobio hace casi cien años llevaba dos semanas destrozado por la caída de una rama tras una tormenta.
Los técnicos del Ayuntamiento de Zaragoza acaban de terminar los trabajos de arreglo y restauración de la histórica farola que se ubica en el centro de la plaza de Santa Cruz. "Los brazos de hierro del monumento ya se han repuesto y a lo largo del día se llevarán a cabo las conexiones eléctricas por parte del servicio de alumbrado", explican fuentes municipales.
La gran farola lleva en la plaza desde 1937 pero hace un par de semanas se rompió por la caída de una rama tras una tormenta. Según informa el Consistorio, la reparación no se puedo hacer de forma inmediata porque se trata de faroles singulares de los que no hay en el almacén. Ha habido que buscar, por tanto, un proveedor casi artesano que pudiera llevar a cabo la labor de restaurar la monumental cruz de hierro forjado de cuatro brazos para iluminar la plaza que hace casi cien años ideó el arquitecto Regino Borobio.
“Su diseño queda a medio camino entre la tradición y la modernidad. La tradición, por la aplicación de la técnica de la forja y por la iconografía cristiana; y la modernidad por su simplicidad formal y compositiva”, se lee en el catálogo de arte urbano de Zaragoza. La cruz está confeccionada en hierro por Manuel Tolosa y siempre ha estado en el punto de mira en los momentos de revisión de la memoria histórica, pues incluye una inscripción cerámica en azulejos que pide “una oración por los mártires de la guerra” y se considera un memorial a los caídos. En las fotografías antiguas se aprecia como unos ángeles circundan la leyenda ‘Ave Crux’, pero muchos de estos elementos se han ido perdiendo con el paso de los años.
El Consistorio explica que esta semana ya volverá a lucir en plenitud la pieza y aprovecha para recordar que se acaban de adecuar los pavimentos y de arreglar los jardines de una plaza de las plazas más concurridas por los zaragozanos, tanto por sus numerosas terrazas como por ser un atajo junto al Tubo que conduce hasta la plaza del Pilar.
