Acusan a un presunto pederasta de Zaragoza de engañar a una niña de 13 años, hija de su amigo, para violarla

l imputado, para el que solicitan 14 años de prisión, fingió cortejarla y consiguió que le enviara fotos de índole sexual.

La Audiencia Provincial ha absuelto a la farmacéutica acusada.
La Audiencia Provincial ha absuelto a la farmacéutica acusada.
Raquel Labodía

Las tretas usadas por los pedófilos para conseguir sus objetivos son muchas y variadas, pero hay unas cuantas que se repiten en un altísimo porcentaje: la cercanía del depredador a la víctima por relación familiar y la conquista con regalos o amor fingido. En el caso que juzgará la Audiencia Provincial de Zaragoza en septiembre se fueron las circunstancia y muy convincentes: era el mejor amigo del padre de la menor y convenció a la adolescente de que se había enamorado de ella. La Fiscalía lo cree así y por eso solicita 14 años de cárcel para un hombre de 33 años por un presunto delito continuado de agresión sexual, otro de manipulación de la menor para que le enviara fotografías de sus genitales y otro de tenencia de pornografía infantil.

Los hechos ocurrieron durante varios meses de 2018 y de 2019. El acusado aprovechando la relación de amistad que le unía al padre de la menor, que entonces tenía 13 años, comenzó a cortejarla y a hacer maniobras de aproximación ocultas a los ojos de demás pero incluso en lugares públicos o con más gente, como tocarle por debajo de la mesa en un restaurante donde cenaban con familia o en los asientos traseros del coche cuando era conducido por el progenitor.

En el verano de 2019, la adolescente se trasladó a casa del padre para pasar el mes de vacaciones y coincidió que en la vivienda estaba el acusado de invitado. Según la Fiscalía, aprovechando que estaban solos en el salón el individuo la acarició y besó, actos que repitió días más tarde. Los abusos fueron incrementándose hasta que finalmente la agredió sexualmente y la obligó a hacerle felaciones.

La situación se prolongó en el tiempo bien mediante chateos en la aplicación Line, donde le hacía creer que estaba enamorado de ella y mantenían conversaciones de alto contenido sexual, bien en nuevos encuentros cuando el hombre se quedaba a dormir en casa del padre de la víctima. Además, comenzó a chantajearla pidiéndole que le enviara fotos de su zona genital si quería que se siguieran viendo, algo a lo que la menor accedió convencida de que entre ambos existía una relación amorosa. Cuando terminó el mes de vacaciones, los abusos continuaron produciéndose vía internet solicitándole más fotografías.

Fue en octubre cuando la chica decidió contarle lo ocurrido a su madre y los dos progenitores presentaron una denuncia contra el ahora acusado. Los forenses que examinaron a la niña concluyeron que en julio de 2020 (cuando le faltaba poco para cumplir 15) aparentaba una edad menor a los 16 y mayor de 13, con lo que dedujeron que cuando ocurrieron los hechos no había duda de que aparentaba ser menor de 16, dato importante puesto que el Código Penal castiga cualquier relación sexual de un adulto con un menor de 16.

Además, cuando la Policía analizó el móvil y el ordenador del encausado, defendido por el abogado Cristian Monclús, encontraron fotos de la víctima y de sus partes íntimas, así como 964 archivos de imágenes de contenido sexual y vídeos pornográficos relativos a menores de edad.

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