Una infidelidad de la acusada desencadenó el crimen de Broto

El abogado de la acusación particular defenderá en el juicio que la víctima, Geovanny Valencia, no tuvo ninguna posibilidad de defenderse ante el ataque sorpresivo de su exnovia y que esta se autolesionó para simular legítima defensa.

Salida de la detenida por el crimen de Broto
Salida de la detenida por el crimen de Broto
Verónica Lacasa

Daniela Valencia y Geovanny Valencia fueron novios durante más de 3 años (la coincidencia del apellido es casual). Cortaron la relación pero luego la retomaron, hasta que él supo que ella tenía un amante y rompió definitivamente. Este es, según la acusación particular del crimen de Broto, el móvil que la llevó a matar a su expareja el día de San Valentín de 2020 en la localidad pirenaica, a las 17.30, hora y media después de que Geovanny mantuviera una conversación con el supuesto amante en la que confirmó la infidelidad. Ella, "movida por un estado de rabia", acudió al domicilio del fallecido, rajó varias prensas de vestir de él en el tendedor de ropa y en el dormitorio y esperó a que entrara para darle cuatro cuchilladas, una de lleno en el corazón. Lo pilló por sorpresa: todavía llevaba la llave en una mano y se estaba quitando la chaqueta (tenía el brazo izquierdo dentro de la manga).

Es el relato de hechos que defenderá durante el juicio la acusación particular, que solicita para la procesada una pena de 25 años de prisión. La Fiscalía pide 20 años por asesinato con alevosía, pero el letrado de la familia considera que existe otra agravante por la relación estable que mantenían, ya que Daniela, de 24 años, y Geovanny, de 26, ambos de origen colombiano, eran pareja de hecho. 

La vista oral comenzó el viernes en la Audiencia de Huesca con la elección de los nueve miembros del jurado y los dos suplentes y está previsto que ella declare el lunes, cuando se reanude el proceso. A la salida de la primera sesión, el abogado Marcos Francoy mantuvo que nunca hubo maltrato por parte de él, como alega la defensa, que plantea la eximente de miedo insuperable y considera los hechos como un homicidio imprudente en legítima defensa. "No hay ninguna referencia de malos tratos, ni testimonios. Ella solo lo alegó una vez que estaba en prisión. Todos definían a Geovanny como una persona encantadora, afable y emprendedora, mientras que los testigos dicen que ella era posesiva y controladora", declaró el letrado. Él regentaba un bar en Broto y era muy conocido. "Lo habían dejado unos meses antes, pero volvieron y luego él la dejó porque descubrió que tenía un amante y ella no lo asumió", añade. 

La chica se autolesionó con un cuchillo tras matarlo, según sostienen tanto el fiscal como la acusación particular, aunque luego intentara hacer ver que las heridas eran objeto de la refriega. Según Marcos Francoy, las pruebas principales demuestran que la sangre de ella apareció encima del charco de sangre donde quedó tendido Geovanny, lo que probaría lo primero. Además, apuntó, "inicialmente reconoció que lo apuñaló". Mantuvieron una última llamada, que duró más de 20 minutos y que se cortó cuando él abrió la puerta de la casa.   

En su relato de hechos, la acusación apunta a que tras el crimen, tuvo una reacción instantánea de huida y salió corriendo de la casa, todavía con el cuchillo en la mano, dejando rastros de la sangre que iba resbalando del filo de la hoja. "Pero recapacitó al ver que no era la mejor forma para intentar librarse de una condena por asesinato, así que con gran sangre fría volvió a entrar y se autolesionó fingiendo así una escena falsa para poder alegar una previa agresión". 

Mensaje de arrepentimiento en una libreta

Huyó en coche y dio vueltas por la carretera y por varias pistas y caminos hasta que de noche paró en la localidad de Yebra de Basa. Cuando 20 horas después llamó a un familiar para decir dónde estaba y la detuvo la Guardia Civil, en el vehículo con el que se marchó hasta Yebra de Basa se encontró una libreta azul. "Sé que lo que hice no tiene perdón. Fui muy egoísta con Geovanny y me arrepiento tanto, porque él no se merecía eso (...) En ese momento no sé que se me pasaba por la mente". 

Además de la pena de cárcel, las acusaciones solicitan la prohibición de aproximación a los padres y hermanos de la víctima y una indemnización. El abogado de la familia pide 95.560 euros para cada progenitor y 20.903 y 27.690 para los dos hermanos.

El jurado, además de escuchar a la acusada, oirá a los padres y hermanos de su exnovio, al supuesto amante, a los funcionarios de la Guardia Civil que intervinieron en la investigación y a los peritos forenses y criminalísticos. Se practicará una pericial biológica sobre las manchas de sangre en la escena del crimen, otra química con los cuchillos usados por la acusada y la ropa rajada y otra tecnológica referida a los teléfonos móviles.

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