sucesos en zaragoza

El drama de un futbolista de Zaragoza al que han robado la identidad para estafar en su nombre

Otro joven se hizo con una copia de su DNI para contratar líneas de teléfono con sus datos y cometer decenas de fraudes con falsas ventas de perros por internet

El joven Alejandro P. clama para encontrar una solución al problema causado por un estafador.
El joven Alejandro P. clama para encontrar una solución al problema causado por un estafador.
Heraldo

La vida del zaragozano Alejandro P. B., de 23 años, dio un giro radical en diciembre de 2019. El día de Nochevieja de ese año se enteró por Instagram de que alguien estaba usando su nombre y su DNI para cometer estafas. Como futbolista profesional (Formentera, Teruel, Levante juvenil o el Sant Juliá, en la liga del Principado de Andorra, entre otros equipos), era hasta entonces un joven feliz con un futuro deportivo prometedor. Pero el inicio de año se convirtió para él en una pesadilla, porque empezaron a llegarle denuncias y se vio obligado a abandonar el equipo del Principado. ¿Por qué? Porque tenía que acudir a tantas citaciones –en comisarías, cuarteles o juzgados en toda España– que resultaba incompatible con los entrenamientos y compromisos de un deportista profesional.

El problema que le ha causado el delincuente que ha robado su identidad es mayúsculo. Hasta tal punto que el joven vive con miedo a que cualquier día lo detengan y ha llegado a plantearse invertir el orden de sus apellidos o solicitar que le expidan un nuevo DNI. «Pero nos dicen que es bastante complicado», confesaba esta semana resignado Alejandro P., mientras su padre, Fernando, asentía con la cabeza.

Hasta que encuentren el modo de solucionar este problema no les queda más remedio que hacer frente a la veintena de denuncias presentadas contra Alejandro por personas estafadas con falsas ventas de cachorros de perro a través de Whatsapp o redes sociales. 

Las citaciones le han llegado de lugares tan dispares como Barcelona, Madrid, Inca (Mallorca), Liria y Mislata (Valencia), Lora del Río (Sevilla), Pravia (Asturias), Sagunto (Castellón), Valladolid, Ibi (Alicante), Baracaldo (Vizcaya) Torrejón de Ardoz (Madrid) o Villablino (León).

En esta última localidad, además, el zaragozano fue detenido por la Guardia Civil cuando salía al punto de la mañana de un hotel con su novia rumbo al juzgado para defenderse de la enésima denuncia. «Llevaba los documentos que me había dado mi abogado, Alberto Delgado, para demostrar todo lo que me está pasando, pero se me llevaron al cuartel porque tenía una orden de búsqueda», recuerda. Hasta que no lo comprobaron no lo dejaron libre. «Pero me trataron como a un delincuente, cuando está claro que no lo soy», afirma.

Alejandro P. no tiene constancia de cuándo y en qué circunstancias el joven que ha usurpado su identidad (que está identificado pero en paradero desconocido) se hizo con una fotografía de su DNI y comenzó a usarlo para delinquir. La mayoría de los fraudes que comete son falsas ventas de perros y las cantidades no suelen superar los 400 euros para que el timo sea considerado delito leve.

«En una ocasión me llegó también una denuncia por una infracción de tráfico cometida por un ciclista en Sabadell que se saltó un semáforo. Era una multa de 200 euros y menos mal que pude demostrar con un vídeo que ese día y a esa hora estaba jugando un partido en Teruel», explica.

El método que usa el estafador es sencillo: anuncia la venta de mascotas en páginas de Internet y facilita un número de teléfono cuya línea ha contratado con el DNI y nombre de Alejandro (aunque puede ser con el de cualquier otra persona cuyos datos ha conseguido antes). El interesado en los perros contacta con él, le dice cómo tiene que mandarle el dinero (normalmente envíos en metálico o sistemas de banca a distancia tipo Instant Money) y, una vez recibido, se queda con la cantidad y si te he visto no me acuerdo. Los delincuentes se aprovechan de la que la gente no tiene cuidado al enviar sus datos por internet a gente que no conoce de nada. 

Así ha contratado una veintena de líneas a nombre del joven y con cada una ha cometido varios fraudes. Cada vez que presentan una denuncia contra Alejandro P. este debe acudir o ponerse en contacto con el cuerpo de seguridad que la ha recogido e indicarle que se trata de una usurpación de indentidad y que él es un perjudicado más. También intentan que archiven el caso antes de enviarlo al juzgado para evitar comparecer una y otra vez con abogado, procurador y poder notarial, con todos los gastos que ello supone.

«En dos años llevamos gastados unos 20.000 euros», indica su padre. Pero no solo es el dinero, que ya es importante, sino el perjuicio que ha causado en la vida del joven, a todos los niveles. «Tuve que rechazar una oferta para jugar en Gibraltar porque no quiero salir de España por si me detienen. Quiero prepararme oposiciones para la Policía Nacional, pero temo que con toda esta historia me pueda quedar algún antecedente si un juez no me cree», dice.

Padre e hijo aseguran no han recibido ayuda de la Policía Nacional, de la Guardia Civil o de los juzgados ni les ofrecen una solución. «Piensas que si has comunicado un montón de veces que no eres tú el estafador, pueden llamarte cuando reciben otra denuncia y avisarnos antes de que llegue al juzgado para aclararlo. Se lo hemos pedido, pero nada. Hasta nos han dicho que no nos han localizado, cuando vivimos hace 20 años en el mismo sitio y están informados de todo», protesta Fernando. «Dicen –añade– que están coordinados, pero no es cierto».

Cambiar el modo de contratar para evitar fraudes

Alberto Delgado, abogado de Alejandro P., está intentando que se remitan a Zaragoza todos los procedimientos presentados contra su cliente, bien los que ha sido absuelto o los que están en trámite, aunque es una tarea harto difícil, pues están repartidos en trece ciudades. Al mismo tiempo, ha iniciado otro procedimiento contra el presunto usurpador, Fernando S. O., contra el que hay 70 denuncias, sin perjuicio de que pueda haber más personas implicadas en las estafas.

El letrado pretende que el juez que instruya el caso pueda ver la dimensión del problema que le está ocasionando a su cliente por usurparle la identidad. Hasta ahora, cada denuncia ha ido a un juzgado distinto. Y como se trata de delitos leves de estafa, que por separado no superan los 400 euros, no le dan importancia. «Visto de uno en uno, aparentemente puede resultar un acto inocuo, pero no es así», manifiesta.

A su juicio, para evitar casos así habría que ir a la esencia del problema, que no es ni más ni menos que cambiar las formas de los contratos ‘on line’ con páginas de servicios como anuncios, o líneas telefónicas o pagos por sistemas bancarios determinados que se prestan a este tipo de engaños. «Parece que hay mucha modernidad pero los sistemas se quedan arcaicos y los delincuentes van por delante a la hora de encontrar modalidades de estafa y salir impunes», advierte.

Además de perjudicar a Alejandro P., hay otro joven en su misma situación en cuyo nombre ha cometido otras 30 estafas y está pasando por idéntica pesadilla. 

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