zaragoza

La Muela celebrará su tradicional hoguera de San Babil y prepara la apertura del Nevero

La situación epidemiológica ha obligado a pausar la actividad cultural, pero desde el consistorio trabajan por reinventarse porque “la cultura tiene que seguir”.

Nevero de La Muela
Nevero de La Muela
Laura Uranga

La Muela volverá a acoger el próximo lunes 24 de enero la hoguera de San Babil que este año se celebrará en la plaza de la Dula -actualmente plaza del Corazón de Jesús- a las 19.00. En los últimos años, hasta enero del año pasado, este acontecimiento se celebraba en el Pabellón Viejo y, anteriormente, las hogueras se realizaban en calles, plazas y en las eras del pueblo, para lo cual se apilaba leña durante semanas. Este año los chorizos y longanizas se asarán al aire libre para evitar aglomeraciones en espacios cerrados que puedan favorecer la transmisión del coronavirus.

No se trata del único acontecimiento cultural que prevé realizarse en La Muela ya que desde la concejalía de Cultura están preparando nuevos eventos culturales porque “la gente tiene ganas de hacer cosas”, según asegura la concejala de Cultura, Carolina Gimeno.

De hecho, una de las iniciativas en las que se viene trabajando este pueblo desde hace tiempo y que se preveía poner en marcha en enero es la reapertura del nevero, si bien, por la situación epidemiológica se ha ido retrasando y se espera que pueda comenzar en febrero. “Estamos ultimando unas audioguías que los visitantes podrán descargar a través del QR de su móvil para conocer la historia del nevero”, explica Gimeno.

La concejala admite que “con la pandemia se han tenido que paralizar muchas cosas” ya que “hay que pedir permisos y lo más recomendable es no hacer actos en los que haya mucha gente o en la que esté apelotonada. Así que estamos siendo cautos a la hora de programar”. Reconoce que esta ola está siendo más complicada que otras, pero insiste en que quieren empezar a hacer cosas con el nevero, retomar la actividad cultural porque los vecinos y vecinas también muestran interés.

La programación de Navidad no pudo llevarse a cabo de manera completa ya que se terminaron suspendiendo algunos actos -entre ellos la fiesta de Nochevieja- porque “no era recomendable” llevarlos a cabo, pero las actividades que sí pudieron llevarse a cabo tuvieron “muy buena acogida”. La cabalgata de Reyes, por ejemplo, “fue un éxito”, igual que el encendido de luces de la plaza y la representación de ‘Cuento de Navidad’.

Ahora, “hemos bajado el ritmo de actividades porque no queremos que haya contagiados en actos nuestros”, expone Gimeno. Pero asegura que tampoco quieren parar durante mucho tiempo porque “la cultura tiene que seguir”. Es por ello por lo que están buscando diferentes opciones para reinventarnos.

Fruto de esa reinvención es la próxima apertura del nevero ya que “la idea que tenemos es que la persona que quiera visitarlo coja la llave en la Casa de Cultura, vaya con su familia, abra el nevero y con una audioguía haga la visita”, relata la concejala. De este modo, los visitantes tienen una hora de margen para realizar la visita, no se junta mucha gente a la vez en el interior, “se evitan aglomeraciones y que alguien tenga que ir a abrirles”, añade Gimeno.

Por otro lado, también se está en pleno proceso de acondicionamiento del Museo del Aceite que actualmente está cerrado y se está limpiando, pintando, cambiando lámparas y, en general, adecuando. La idea es poder abrirlo un poco más adelante e instalar una exposición fija de fotos antiguas que permitan que la gente conozca el proceso del aceite.

Un nevero con 300 años de historia

Con más de 300 años de antigüedad, el nevero de La Muela fue inaugurado en marzo de 2019. Cuenta con una profundidad de seis metros y fue recuperado y restaurado por la brigada municipal del Ayuntamiento de la localidad. Se puede acceder al interior del mismo y bajar por unas escaleras a la parte más profunda de la instalación.

Foto de La Muela
Nevero de La Muela
Laura Uranga

Aunque conocidos desde tiempos de los romanos, es a partir del siglo XVI cuando comienza el desarrollo de este tipo de estructuras. Con el Renacimiento se recuperaron los usos médicos del frío y, además de su uso médico, las familias más adineradas hacían un uso lúdico del mismo, fabricando refrescos y helados.

El funcionamiento de los neveros era sencillo: consistía en empozar la nieve del invierno en estas estructuras, aislada del suelo mediante una plataforma de madera y de las paredes mediante cañas o paja. Esta estructura permitía que el agua del deshielo no afectara al hielo almacenado. La nieve empozada se golpeaba mediante un mazo de madera para convertirla en hielo, que se almacenaba en capas separadas por capas de paja.

Durante el verano, se cortaban bloques de hielo para el consumo, transportándose en carros por la noche. Generalmente, la temporada de venta empezaba en abril y, al menos en La Muela, duraba hasta el Día de Todos los Santos, último día de la temporada.

Gracias a la documentación, se sabe que a finales del siglo XVII, el precio de hielo estipulado en La Muela para los vecinos era un dinero por cada libra de hielo -alrededor de 350 gramos- y de dos dineros para los forasteros.

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