Los embalses y las zonas inundables, claves para frenar la punta de la crecida del Ebro

Los alcaldes confían en que las obras impulsadas desde 2015 mitiguen los daños de la avenida del Ebro

Prevención en Novillas ante la crecida del río Ebro.
La punta de la crecida entrará hoy en Aragón y alcanzará localidades como Novillas
Oliver Duch

Los embalses de Yesa e Itoiz y las obras impulsadas desde 2015 en el eje del Ebro serán claves para frenar en las próximas horas la punta de la crecida y minimizar los daños materiales. Solo estos dos pantanos han conseguido ‘restar’ más de 1.000 metros cúbicos por segundo a las aportaciones naturales de los afluentes, ya que, de acuerdo con la jefa de Hidrología de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), María Luisa Moreno, en las últimas jornadas vienen registrando entradas superiores a los 700 m3/s "sin apenas dejar caudales de salida". En 2015, la fuerza del Ebro obligó a desalojar Boquiñeni y Pradilla, y aunque nada es descartable, alcaldes y Gobierno de Aragón confían en que las áreas de inundabilidad controlada, los cauces de alivio y el retranqueo de motas sean suficientes para laminar la avenida y no tener que desalojar.

El río se encontrará dos grandes obstáculos al entrar en Aragón: las áreas de inundabilidad de Novillas y Pradilla, unos espacios confinados que permiten retener el agua y evitar que salte y que benefician especialmente a los municipios situados aguas abajo. La avenida extraordinaria probará, asimismo, la efectividad de los curages, una técnica novedosa que consiste en clarear zonas concretas para facilitar la libre circulación del agua.

Solo en el tramo medio del Ebro, explicaron este sábado desde la CHE, se han hecho 49 desde 2018, abarcando un total de 125 hectáreas. En Novillas hay tres, en Pradilla otros dos y en Boquiñeni, uno, mientras que Alcalá y Torres de Berrellén cuentan con otros tres y Zaragoza capital, con dos.

Destacan, además, los cauces de alivio; brazos artificiales que se ejecutan en las proximidades de los núcleos urbanos y desvían el agua de su trazado natural. Esto permite que la riada pierda altura y las afecciones sean menores. En este caso, los puntos clave son Novillas, Alcalá y Cabañas.

Todas estas medidas soportarán una auténtica prueba de fuego en las próximas horas, ya que, aunque la mayoría pudieron ser testadas en 2018, la avenida que se prevé estará más cercana a la de 2015, una de las peores de las últimas décadas.

En Pradilla también se han hecho limpiezas puntuales en la ribera como parte de la experiencia piloto desarrollada por la Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente. Además, a lo largo del eje se han permeabilizado infraestructuras para que el río pueda discurrir por debajo y pierda altura.

Pese a todo, hay colectivos, como los afectados por las riadas, que insisten en que se puede hacer más. También los propios alcaldes de la ribera alta lamentaron hace escasos días las afecciones a la agricultura provocadas por las dos últimas crecidas ordinarias, unos daños que "han ido a más" y que "podrían evitarse".

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