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Delirium, un síndrome común en ancianos hospitalizados que asusta a las familias: "Es reversible y se puede prevenir"

Cada año, el Clínico de Zaragoza atiende más de 1.400 casos de complicaciones psiquiátricas en pacientes hospitalizados. En concreto, este cuadro, frecuente en mayores de 65, esta detrás de una cuarta parte.

Dos ilustraciones que retratan las fases del delirium y cómo identificarlas para ayudar al paciente.
Dos ilustraciones que retratan las fases del delirium y cómo identificarlas para ayudar al paciente.
Víctor Lobo/Editorial Médica Panamericana

Hace algunos años, el doctor aragonés Antonio Lobo, catedrático de Psiquiatría y miembro de la Asociación de Profesores Eméritos de la Universidad de Zaragoza, recibió un aviso importante para ver a un paciente de avanzada edad que presentaba un caso muy llamativo de delirium, un cuadro clínico frecuente en personas mayores hospitalizadas con enfermedad grave que, a pesar del temor que causa en el entorno y el daño que provoca al paciente, es "reversible" y se puede prevenir atendiendo varias indicaciones. 

"El delirium es un trastorno que puede ser provocado por múltiples enfermedades. El trabajo del médico es detectar que hay una alteración y buscar cuál es la causa que lo está produciendo", señala este médico. La más frecuente es una neumonía "importante y complicada". También una situación grave en cuidados intensivos o la cirugía en mayores, como es el caso de las operaciones de cadera, que son unas de las más frecuentes. 

"Como es leve, en la mayoría de los casos se resuelve y pasa desapercibido. Pero en otros pacientes, cuando la alteración es significativa, el mayor y su entorno sufren mucho y un 10% puede llegar a fallecer en un episodio agudo", advierte este psiquiatra, que pone varios ejemplos para aprender a identificar este tipo de cuadros. El primero de ellos es el de una mujer octogenaria a la que vio en varias sesión clínicas semanas después de que había sido dada de alta en el hospital. Según señala este especialista, la mujer no tenía antecedentes de alzhéimer ni presentaba signos de demencia. "Simplemente había tenido un delirium y uno de los signos para ella más preocupantes es que veía en la habitación un toro que la quería embestir y le aterraba profundamente", explica Lobo. Cuando días después le preguntaron a esta paciente si se trataba de una imaginación o era real, la mujer respondió: "'Lo veía tan claro como los veo a ustedes, me miraba fijamente', y al recordarlo -cuenta este psiquiatra- se ponía a sudar".

Otro caso "muy llamativo" que el doctor Lobo describe con precisión fue el de un hombre de avanzada edad que había tenido un puesto importante en la Administración y recordaba que hubiese agradecido que alguien le explicase lo que le estaba sucediendo. Pasado el cuadro de agitación incicial que le provocó este trastorno, el hombre, "muy enfadado", le espetó al psiquiatra: "Estos médicos de la uci son unos (gili...), yo sé que me han salvado la vida -le insistió varias veces-, pero son unos (gili...)". En su delirio, el hombre solo recordaba haber estado allí, en la unidad de cuidados intensivos, y ver pasar a unos "fulanos" con unos pinchos que querían matarlo. "Estaba absolutamente aterrado", insiste este psquiatra.

Afortunadamente, los expertos insisten en que este cuadro psiquiátrico, que se produce generalmente en ancianos que ingresan con enfermedad graves, siendo un factor de riesgo el alzhéimer u otra demencia, es "reversible" y se puede prevenir controlando médicamente la situación del paciente e insistiendo en el aspecto psicológico. "Es fundamental el apoyo, tranquilizar al paciente, tratarlos cariñosamente... Si hay un equipo de enfermería que no esté sobrepasadoo y algún familiar, se procura tranquilizar al paciente y es posible controlarlo. Con estos esfuerzos, la situación se vuelve mucho más llevadera para el paciente y evitas medicación y sujecciones", advierte.

Para las familias, este catedrático de Psquiatría reconoce que es un cuadro "aterrador", que provoca ansiedad y mucha frustración en el entorno del que lo padece. Sin embargo, insiste en que una "sencilla explicación" de la situación que están teniendo bastaría para conseguir que actúen correctamente. "No solo aquí, también en los primeros casos que vi en Estados Unidos, cuando documentamos la mortalidad de estos pacientes, observamos que la reacción de las familias es similar. Están aterrados, piensan que se ha vuelto loco ese marido, ese padre o ese abuelo… Te dicen que es ya lo que le faltaba al hombre, que está malo médicamente y, además, se va de cabeza. El delirium es el terror de las familias, pero si se toman precauciones y avisan al menor síntoma al especialista es posible actuar en consecuencia y que mejoren", recalca este psiquiatra.

En Aragón, los expertos informan de que este trastorno afecta a un 30% de los mayores hospitalizados, sobre todo en los casos de grave enfermedad médico-quirúrgica. En este sentido, el doctor Lobo hace hincapié en que determinadas patalogías, como la depresión, que afecta más a los ancianos, pueden hacer a un paciente más propenso a sufrir este tipo de cuadros. "Las depresiones afectan mucho a las personas mayores. Su salud general está muy afectada y cualquier signo de fragilidad, de vulnerabilidad, los hace más propensos también al delirium", explica.

Los datos que manejan los especialistas reflejan que el pronóstico "no siempre es bueno", porque el paciente en su mayoría padece una enfermedad médica importante, además del factor edad. Por eso, este catedrático en Psiquiatría subraya que es importante prestar atención a algunas señales y ponerlo cuanto antes en conocimiento de los médicos.

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Adormecimiento y confusión

Entre otras situaciones, los expertos recomiendan estar atentos a determinados síntomas que pueden dar la voz de alarma y evitar un episodio agudo de delirium. "Si vas a hablar con el paciente, no hace falta ser demasiado experto para ver que tras sufrir un cuadro de este tipo está confuso, obnubilado, quizás un poco adormilado... Si le preguntas con más detalle a ver si se entera de lo que está pasando a su alrededor te das cuenta de que está muy desorientado y muchas veces no sabe ni por qué ha llegado al hospital", explica el doctor Lobo, quien subraya que en los casos más extremos, el paciente no conoce a la familia ni el entorno. 

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Los cuidados paliativos se prestan, mayoritariamente, a quienes tiene una enfermedad en fase terminal.

Agitación y nerviosismo

El siguiente signo que debe alertar de este cuadro es la agitación, que a menudo es el síntoma que más asusta cuando el paciente está en una planta médica. "En ocasiones, y a pesar de los esfuerzos, la situación se vuelve incontrolable. Una persona muy agitada, que ya está gravemente enferma desde el punto de vista médico, y se agita arrancándose los goteros... puede conllevar a la sedación y la sujeción, que también tiene consecuencias. Estas medicaciones, adecuadamente utilizadas, son tan necesarias como adecuadas; pero sí es cierto que tienen potenciales efectos adversos, y hay que mantener una alerta hacia ellos", advierte este psiquiatra.
Para ayudar a controlar estas situaciones existen las unidades de psiquiatría psicosomática, que tienen como uno de sus fines transmitir a los profesionales no especializados cómo afrontar los problemas más comunes, y "están constantemente haciendo énfasis en estos aspectos, además de cursos especiales", asegura el doctor Lobo. 

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Manos reveladoras

Inhibición

Aunque los cuadros de delirium más característicos y comunes cursan con agitación, este especialista precisa que existen también otros casos "menos comunes" en los que el paciente se encuentra en un estado de inhibición, y que pueden ser confundidos con una depresión o pasar desapercibidos, lo que entraña el riesgo particular de no ser tratados. "En el delirium -destaca este psiquiatra- es muy característico que el paciente ha podido pasar desapercibido en la visita médica de la mañana, y a última hora de la noche se pone muy agitado o confuso. Son síntomas que oscilan en el tiempo, pero que es muy importante saber detectar", recalca este especialista.

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Por otro lado, el lugar donde deben ser atendidos estos pacientes es también tema de debate, ya que síntomas de tal intensidad como la agitación pueden ser "difícilmente soportables" en una planta médica donde hay además otros pacientes en esta misma situación. "Pasarlos a psiquiatría no es lo ideal, porque la enfermedad médica grave requiere atención médica muy especializada. Empieza a plantearse, como ya se ha hecho en Estados Unidos y en algunos países europeos, la conveniencia de crear pequeñas unidades médico-psiquiátricas, donde hay internistas y especialistas en salud mental para atender una grave enfermedad médica y un grave trastorno psiquiátrico de manera simultánea", apunta este psiquiatra.  

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