Dos policías le salvan la vida a una mujer al evitar que se atragantara en Zaragoza
Los agentes vieron que una comensal de un restaurante zaragozano presentaba un aspecto "azul" y estaba fuera de sí y, tras realizarle dos veces la maniobra de Heimlich, expulsó un trozo de carne.
Dos agentes de la Policía Nacional lograron salvar la vida de una mujer en un restaurante de Zaragoza este martes tras realizarle la maniobra de Heimlich. La comensal se atragantó con un trozo de carne y sus acompañantes no pudieron ayudarla a expulsarlo, hasta que los policías, que estaban cenando en una mesa cercana, se percataron de la situación y evitaron que la mujer se ahogara.
Todo ocurrió en el restaurante Condado de Aragón, en la capital aragonesa. Según fuentes policiales, los dos agentes, uno perteneciente a la Unidad de Intervención de Pamplona (UIP) y el otro a la de Zaragoza, estaban cenando juntos cuando vieron que en una mesa cercana se causaba mucho revuelo. Visualizaron a un grupo de mujeres agitadas y, entre ellas, había una que presentaba un aspecto "azul" ya que se estaba atragantando con un trozo de comida y, aparentemente, estaba fuera de sí. Los policías actuaron rápidamente y, al segundo intento de realizarle la maniobra de Heimlich con un "fuerte impulso", la comensal expulsó el trozo de carne. "Los segundos que transcurrieron hasta que lograron que no se ahogara fueron eternos", indican desde la Policía Nacional.
La maniobra de Heimlich es un procedimiento que se utiliza para ayudar a una persona que se está asfixiando y que está consciente e incapaz de hablar. Con esta táctica, se expulsa aire de los pulmones de la persona afectada y le provoca tos, de manera que se consigue expulsar el objeto de sus vías respiratorias.
No se trata del primer caso en el que agentes de la Policía Nacional le salvan la vida a una persona gracias a la intensa formación que tiene el Cuerpo de Seguridad en temas de primeros auxilios y maniobras de reanimación vital. Precisamente, el agente de la unidad de Pamplona socorrió otra vida hace aproximadamente dos semanas, mientras estaba disfrutando una ruta en moto junto a tres amigos por una zona rural muy poco transitada del monte de Navarra y observó que un automóvil estaba volcado en una acequia.
El conductor era un joven de 18 años que tenía clavada la columna de dirección en el pecho y todo el rostro ensangrentado, ya que la luna del parabrisas se había fracturado en su cabeza tras el duro impacto, aseveran fuentes policiales.
El agente no dudó tampoco en esta ocasión en prestarle auxilio, sacando el botiquín de emergencias que siempre porta consigo y dar aviso a los servicios sanitarios con la ubicación exacta del lugar.
Al tratarse de un lugar de difícil acceso y apenas transitado, el joven fue evacuado por el helicóptero del Servicio Sanitario del Gobierno de Navarra. Una vez en el centro hospitalario, le fueron cosidas las heridas del rostro con 50 puntos de sutura.
