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El Pilar 2021 ultima sus preparativos mientras el ocio nocturno confía en lograr más aforos por vía judicial
El TSJA dirá esta semana si reduce las restricciones en la hostelería de cara a las ‘no fiestas’. El montaje de los recintos culturales comienza con casi todas las entradas agotadas.
El Pilar 2021 inicia su cuenta atrás con el montaje a contrarreloj de los escenarios, las entradas para la programación cultural prácticamente agotadas y algunas dudas por disipar, como las restricciones que finalmente imperarán en el ocio nocturno o los efectos de las huelgas convocadas en el transporte público de la ciudad. Por delante, además, el reto de evitar grandes aglomeraciones y actividades con alto riesgo de contagio, como los botellones, en una celebración abocada a ser más callejera que nunca por el veto a los grandes recintos y las limitaciones en el interior de los locales de ocio.
Ante la prohibición de festejos populares por parte de Sanidad, el Ayuntamiento ha echado el resto, con el mismo presupuesto que años atrás pese a la pandemia (dos millones de euros), para organizar un simulacro de fiestas que permita a la ciudadanía recuperar la ilusión y a los negocios, sus niveles habituales de facturación y contratación.
La expectativas son altas, como demuestran la alta demanda de entradas de la programación cultural o las reservas en restaurantes en los días clave, como el próximo 12 de octubre. La evolución favorable de la pandemia invita al optimismo, pero sectores como el ocio nocturno temen que este primer tren de la recuperación pase de largo por las restricciones que mantiene la DGA, que califican de «injustas».
La cuestión no es menor, ya que marcará, por ejemplo, el dispositivo de control del botellón que esta semana se concretará en la Junta Local de Seguridad. Sea cual sea la decisión judicial, Delegación del Gobierno contará con todos los agentes disponibles de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, así como dos Unidades de Intervención Policial (UIP) de reserva para vigilar las calles de la capital aragonesa. Además, se utilizarán drones para vigilar las concentraciones de personas.
Sin pregón pero con huelgas
No habrá pregón ni fuegos artificiales, ni pasacalles –no sin cierto cabreo por parte de los sectores afectados tras conocer que los estadios de fútbol, por ejemplo, vuelven al 100% de aforo–, pero sí recinto ferial, conciertos y Ofrenda de Flores y de Frutos. Tampoco las peñas tendrán su papel protagonista, ya que Sanidad no les permite abrir sus locales hasta después del Pilar, y algunos actos tradicionales, como el Rosario de Cristal, quedan suspendidos.
Será una celebración inédita en todos los sentidos, aunque hay algo que sí repetirá: la huelga en el transporte público. Este año, eso sí, será doble por primera vez. Tanto los trabajadores del bus urbano como los del tranvía han recrudecido sus protestas de cara a la semana del Pilar. Ambas plantillas mantienen un largo conflicto con las empresas concesionarias para la firma de un nuevo convenio colectivo. Y tras las relajación de las restricciones en el transporte público comienzan a recrudecer los paros parciales.
La plantilla del tranvía prevé paros entre el 8 y el 22 de octubre, salvo el 12. Después, se retomarán entre el 25 y el 29. Los días 8, 10, 13 y 16 pararán entre las 18.00 y las 0.00. El 9, 11 y 15, entre las 18.30 y las 00.30. El 14 y el 17, de 12.00 a 18.00. Por su parte, los trabajadores del bus están convocados a la huelga del 4 al 17 de 12.30 a 16.30.
En el Ayuntamiento preocupan las afecciones que puedan causar estos paros en la movilidad de la ciudad durante sus días más concurridos. Los enlaces al centro y el desplazamiento a las ferias de Valdespartera, con capacidad para más de 13.000 personas, serán algunos de los principales retos.
Después de meses de progresiva recuperación, el sector cultural va a volver a ser parte de un programa. Y para los que se dedican al teatro y a la animación infantil, que siempre han sido parte destacada de las Fiestas del Pilar, «era totalmente necesario». Así lo cree Marian Albasini, de la PAI, que estos días trabaja en el montaje de Río y Juego. «Había que cuidar a los peques, que necesitan salir y correr», afirma. Tras un año «muy duro», «estas cosas suben la moral y dan alegría». «Hay vallas y hay que reservar, pero el juego siempre es el juego», dice consciente de que el montaje va a funcionar pese a las restricciones. «Se puede hacer cultura y todo lo que se ha hecho ha sido seguro», sostiene Albasini, que destaca el cariño recibido por las familias. «Tenemos muchas ganas», concluye.
Ha sido un año y medio duro para la hostelería, sobre todo para el ocio nocturno. Por eso los empresarios del sector ven en el Pilar una oportunidad de recuperar sus negocios. José Luis Sanz es propietario de varios locales en María Moliner, Moncasi y la avenida de Goya y vocal de ocio nocturno de la Asociación Cafés y Bares. «Ahora puede haber cierto alivio, pero para las discotecas no habrá ninguno», explica. La hora de cierre, el aforo, la prohibición de utilizar la barra o la obligación de estar sentados serán otras limitaciones. A la espera del fallo del TSJA, serán unas fiestas en las que no se podrá bailar, «aunque eso es difícil de gestionar». Sanz defiende «unas fiestas más repartidas por la ciudad» y «menos restricciones para las salas de conciertos», que tienen que echar el cierre en sus horas de mayor actividad.
El ferial de Valdespartera ya lleva días preparándose para la semana del Pilar. Lo está haciendo bajo un protocolo de seguridad nunca visto destinado a evitar los contagios de coronavirus y con menos atracciones de lo habitual. Tampoco habrá Ocktoberfest ni Espacio Zity, pero se ha buscado una alternativa de ocio familiar con diversos atractivos. Javier Molina, el responsable de Orfeinte, la empresa que viene explotando el recinto en los últimos años, asegura que, pese a que no se va a poder trabajar al mismo ritmo que otros años, los feriantes están «contentos». «Los que han tenido suerte han podido hacer ya una feria, o cuatro o cinco, pero muchos van a volver a trabajar por primera vez después de 19 meses», resume. El recinto abrirá sus puertas el 8 de octubre, con cinco entradas equipadas con pantallas para controlar el aforo. Además, todos los trabajadores deberán disponer de certificado de vacunación o PCR negativo. «La seguridad sanitaria va a primar, se ha hecho un esfuerzo muy grande», enfatiza.
Las peñas figuran entre los grandes afectados de la suspensión de las fiestas. Ni podrán usar sus locales ni disfrutar la semana del Pilar como acostumbran. «Estamos tristes, esto es duro para un peñista, pero lo asumimos con responsabilidad, la gente es consciente de que este año no vamos a abrir», asegura el presidente de la Unión Peñista de Zaragoza, Jorge Gracia. Explica que, tras todo este tiempo cerrados, alrededor de un 30% de los socios se han dado de baja, pero confía en recuperar progresivamente la actividad cuando concluya la semana en la que, de no ser por la covid, deberían haberse celebrado los festejos. «Sanidad se comprometió a que tras las fiestas pudiésemos abrir, ha habido un compromiso por ambas partes», resume. Asimismo, aprovecha para lanzar un mensaje de «coherencia»: «No hay fiestas y no debemos comportarnos como si las hubiera. Ya queda menos para poder celebrarlas de verdad».
