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Absuelven a la mujer acusada de quedarse con el dinero de la anciana que cuidaba

El tribunal concluye que la octogenaria estaba capacitada para manejar sus cuentas y patrimonio como quisiera.

Gabriela C., durante el juicio celebrado contra ella en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Gabriela C., durante el juicio celebrado contra ella en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Heraldo

Lydia L. tenía 89 años, vivía de manera independiente y tenía plenas facultades para manejar el dinero y su patrimonio como quisiera. También para vender su piso y regalar 25.000 euros a la mujer que la cuidaba, con quien llegó a tener una relación de confianza y afecto por los cuidados que le proporcionaba.

 A esta conclusión ha llegado la Audiencia de Zaragoza, que no ha encontrado ninguna prueba de que Gabriela C. se apropiara ilícitamente de 55.000 euros de la nonagenaria, ya fallecida, y la absuelve del delito que le atribuían la Fiscalía y la acusación particular, por el que le pedían 5 años de cárcel.

El tribunal de la Sección Tercera declara probado que la acusada, que conocía con anterioridad a Lydia L., comenzó a trabajar para ella en abril de 2019. Sus tareas consistían en ayudarle con las tareas domésticas y en su cuidado físico, dada la edad de la anciana y que vivía sola, pues sus dos hijos se encontraban, al parecer, en el extranjero.

La confianza en Gabriela C. llegó al punto de que le dio facultades para manejar su cuenta bancaria, aunque normalmente iban las dos juntas a sacar dinero. "No se ha acreditado de que dichas extracciones –que ascendieron a alrededor de 55.000 euros– se hicieran sin su consentimiento", recoge la sentencia. Lydia L. vivía en un piso de la calle de Nobleza Baturra, que en octubre de 2019 decidió vender por 62.500 euros y alquilar una casa en Cuarte de Huerva, cerca de donde residía Gabriela C., por 625 euros al mes.

En noviembre de 2019, la casi nonagenaria fue examinada por el médico forense, quien valoró que padecía un deterioro cognoscitivo de grado medio –con escala próxima al grave–, que le permitía comprender lo que era una investigación. De hecho, ese mismo día declaró ante el juez que instruyó este caso y la letrado de la Administración de Justicia y ninguno detectaron anomalía alguna en ella. 

Durante esa comparecencia, Lydia L. manifestó que" el movimiento de 25.000 euros fue un regalo para su cuidadora"; "que el piso lo había vendido ella" y le había dado los papeles a la inmobiliaria; «que no autorizaba (en ese momento) al examen de sus cuentas" y que "nadie" disponía de su dinero "sin su consentimiento".

Como mantuvo su abogada defensora, Cristina Candial, para el tribunal, es muy relevante que ni el juez ni la letrado apreciaran una posible incapacidad de la anciana, pero también que no lo hicieran ninguna de las personas que trataron con Lydia L. profesionalmente, como el notario, la inmobiliaria, el arrendador del piso o los empleados de la entidad bancaria. Señala que solo coincidieron en destacar que a veces cambiaba de idioma al hablar, algo que se debía a que había vivido parte de su vida en Francia.

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