limpieza pública

Los contenedores de Zaragoza serán más bajos y tendrán sensores antiincendios

El nuevo contrato de limpieza de la ciudad modernizará los depósitos y extenderá la recogida de restos orgánicos a todos los barrios.

El Ayuntamiento quiere aumentar las sanciones por dejar la basura fuera de los contenedores.
El Ayuntamiento quiere aumentar las sanciones por dejar la basura fuera de los contenedores.
Javier Belver

Los contenedores de basura de Zaragoza serán más bajos para facilitar su uso y reducir el impacto visual que generan en las calles. Además, incorporarán nuevas tecnologías que permitirán conocer en todo momento su capacidad, si han volcado o si están en llamas. Son algunas de las novedades que contempla el nuevo contrato de limpieza pública y recogida de residuos que ha diseñado el Ayuntamiento de Zaragoza y que saldrá a licitación en los próximos días. El importe previsto rondará los 700 millones de euros para los próximos diez años, y prevé la implantación en toda la ciudad del quinto depósito, el marrón, para los desechos orgánicos.

Según ha declarado en numerosas ocasiones la concejal del área, Natalia Chueca, el gobierno PP-Cs quiere apoyarse en las nuevas tecnologías para modernizar los servicios públicos de la ciudad, optimizar su prestación y reducir el coste. Con este objetivo, la empresa que se haga con el suculento contrato de limpieza, el más importante de la ciudad por su cuantía económica, deberá renovar buena parte de los contenedores de basura.

Por un lado, todos los depósitos de carga lateral y trasera llevarán incorporado un identificador electrónico, que junto a la creación de una plataforma digital de gestión integral, mejorará el control de los contenedores y de las rutas de recogida. Además, estarán equipados con sensores que indicarán en tiempo real el grado de ocupación que presentan.

Estos mismos dispositivos avisarán en caso de que un contenedor haya sido volcado, un problema habitual en barrios donde el viento sopla con fuerza, como en el Distrito Sur, o en los casos de vandalismo. De igual modo, los encargados de la recogida de la ciudad conocerán la temperatura de los depósitos, lo que permitirá detectar al momento los temidos incendios, muchos de ellos intencionados. No en vano, solo en 2020 los vándalos quemaron 272 contenedores de basura, un 51% más que el año anterior. Y reponer uno puede superar los 600 euros de gasto para la ciudad.

Más unidades

En líneas generales, el contrato prevé además incrementar el número de contenedores. Por ejemplo, se comprarán 600 de 120 litros –los de menor capacidad, utilizados por las comunidades de vecinos–, hasta superar las 800 unidades. De igual modo, los de 1.000 litros, los más voluminosos, aumentarán un 30%, hasta superar los 1.400 depósitos.

Aunque una de las principales novedades del nuevo contrato será la desaparición de los tradicionales iglús verdes de reciclado de vidrio. Los 2.100 que hay distribuidos por las calles de la capital aragonesa serán sustituidos por contenedores de carga lateral. El objetivo no es otro que reducir el molesto ruido que generan durante su recogida con el sistema actual de vaciado vertical, una recurrente queja de los colectivos vecinales.

Por otro lado, y por exigencia de la UE, el nuevo contrato contempla la implantación en toda la ciudad del sistema de recogida de residuos orgánicos a través de un quinto contenedor de color marrón.

En el Casco Histórico y en la zona de contenedores soterrados se pondrá en marcha el sistema de ‘quita y pon’: los operarios instalarán depósitos temporales (entre cuatro y seis horas) cada día para arrojar la basura y los retirarán una vez pasado ese lapso de tiempo. Es un sistema más laborioso, según reconocen fuentes municipales, pero que servirá para paliar la falta de espacio en las vías más estrechas.

En el resto de la ciudad se instalará el quinto contenedor. Los vecinos depositarán este tipo de basura, que luego será convertida en compost para el tratamiento de los parques y zonas verdes de la ciudad. Es decir, se extrapolará la prueba piloto que se puso en marcha con éxito en 2018 en el barrio del Actur. Además, se duplicarán los equipos de recogida de grandes productores de orgánica.

En el caso del quinto contenedor, y para evitar que se arrojen residuos impropios, se plantea regular su apertura con algún tipo de cerradura electrónica, de tal forma que se pueda abrir, cuando la implantación tecnológica lo permita, mediante la tarjeta ciudadana o el propio teléfono móvil. Una vez se complete este despliegue, la ciudad contará con más de 12.000 contenedores: 3.850 de la fracción resto y 2.100 de cada uno de los demás de residuos (plástico, papel, vidrio y orgánico).

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