verano

El Lago, una terraza antiestrés con el agua como música de fondo

Zaragoza ofrece alternativas, en la periferia o en altura, para desconectar y aliviar el calor durante el verano. Se trata de espacios para disfrutar a la fresca, como este restaurante junto a la potabilizadora de Casablanca.

Terraza El Lago, en Casablanca.
Terraza El Lago, en Casablanca.
Aránzazu Navarro

Entre la planta potabilizadora de Casablanca, la Cooperativa del Taxi y el barrio de Casablanca, el parque del Canal y un pequeño lago artificial son como un pequeño oasis casi en el centro de la ciudad consolidada, una burbuja antiestrés para desconectar y sentirse lejos del ajetreo de Zaragoza.

La pandemia ha revalorizado este tipo de escenarios y el tiempo de calor hacia el que nos dirigimos, todavía más. Es por ello que, a modo de pistas, iniciamos con este reportaje una serie denominada 'A la fresca' para mostrar lugares donde hay establecimientos que cumplen una triple premisa: no son muy conocidos, tienen una oferta gastronómica interesante y, sobre todo, contribuyen a desconectar y aliviar la canícula.

Estas propuestas también responden a una doble condición: estar en altura, unos cuantos metros por encima del asfalto abrasador, o en la periferia urbana, allí donde el termómetro se muestra más benigno cuando el calor aprieta.

La terraza El Lago (Parque del Canal Prolongación. Calle Gastón de Bearne, s/n. 622 128 005) inaugura esta serie. Se encuentra en el entorno reseñado al principio. El ruido urbano no existe. El tráfico de la cercana prolongación de la avenida de Gómez Laguna ni siquiera se intuye y como música de fondo solo se escucha el susurro de una cascada de agua artificial.

El relajante protagonismo del agua lo envuelve todo. De momento, debido a la pandemia, se han suspendido los paseos en barca, pero a buen seguro que no tardarán en reanudarse. La alternativa es una caminata por los alrededores.

En este entorno está la terraza El Lago. Sus cuatro jaimas y el espacio sin cubrir con toldos se encuentran, literalmente, sobre el agua. La sensación es la de estar junto al mar, en un puerto o en un chiringuito de playa.

Su propietario, Amador Valiente, se enamoró del lugar cuando trabajó en él recién inaugurado en 2010. "Estuve un año y en 2014, cuando surgió la posibilidad de coger el negocio, no me lo pensé", asegura. Cada mañana, lo primero que mira Amador es el pronóstico del tiempo. En buena medida, lo que vaya a pasar durante el día o la semana, depende de esa previsión. En cualquier caso, la terraza está bien pertrechada, especialmente frente al incómodo cierzo, aunque también cuenta con medios para aliviar la canícula.

El Lago es un establecimiento de temporada –de abril a octubre–, pero la crisis sanitaria lo ha cambiado todo. "La gente buscaba espacios al aire libre y es la primera vez que hemos abierto en invierno; la verdad es que se ha trabajado bastante bien", prosigue Amador.

Desde el vermú del mediodía hasta la última copa de la noche, estos son los momentos gastronómicos que se pueden disfrutar. Prácticamente todos. El picoteo tiene muchas evocaciones marinas, en consonancia con el escenario. La brocheta de langostinos crujientes con mayonesa de soja, las ortiguillas de mar como producto más singular y las gambas a la plancha son tres de las raciones más populares.

El Lago, una terraza antiestrés en Zaragoza.
Brochetas de langostinos crujientes con mayonesa de soja.
Aránzazu Navarro

A mediodía, el producto estrella es el arroz en forma de paella de marisco, meloso con carabineros o del señorito. Son los más demandados. También se puede optar por dos menús a precio cerrado –Lago (27 euros) y Señorito (25 euros)–, que incluyen varios entrantes y un plato principal, que en el primer caso es entrecot o lubina con verduritas al wok y, en el segundo, arroz señorito (por encargo y en mesas de al menos cuatro personas).

Entre las carnes, una de las propuestas más especiales es el T-Bone La Finca, un corte jugoso de ternera de la zona del lomo bajo y el solomillo, que se presenta en el plato con el hueso en forma de T. La noche está más enfocada al picoteo alrededor de raciones de chipirones, carpaccio de ternera y parmesano o ventresca de atún con pimientos asados, tomate y cebolla caramelizada.

Y un último detalle: la puesta del sol es diferente. Más que verlo perderse en el horizonte, el ocaso se va reflejando con distintas tonalidades e intensidades sobre el agua del lago.

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