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Esculturas que duran unas horas en la Gran Vía de Zaragoza

El artista zaragozano Óscar Palacio sale cada fin de semana a esculpir en barro y a pie de calle sus obras efímeras… cuando el tiempo lo permite.

Óscar Palacio, trabajando en la Gran Vía zaragozana.
Óscar Palacio, trabajando en la Gran Vía zaragozana.
C.I.

“Renovarse o morir” parece haberse convertido en el lema oficial de muchos aragoneses tras el inicio de la pandemia provocada por la covid-19. Precisamente por ello, el zaragozano Óscar Palacio decidió hace un par de semanas coger sus herramientas y abandonar su estudio de escultura, ubicado en las Delicias, para situarse en un nuevo escenario donde desarrollar sus obras: la Gran Vía de Zaragoza.

Durante unas horas al día -de jueves a domingo, como marca su licencia- el artista zaragozano crea obras en barro, obras destinadas a desaparecer tras la jornada pues, como él mismo explica, su acabado -con el proceso habitual- conllevaría más de 40 horas de trabajo, así como el uso de elementos y de una serie de herramientas de las cuales no dispone a pie de calle.

Con una estructura construida por él, sobre ruedas, una plataforma giratoria y con varios cajones, Óscar trabaja con soltura sobre la pieza de barro bajo la mirada atenta de algunos transeúntes que no dudan en tomar algunas fotografías. Al fin y al cabo, no es lo habitual. Además, la obra resultante siempre será una sorpresa, incluso para el propio escultor que, reconoce, cada día sale dispuesto a improvisar y a transmitir lo que siente: “Al fin y al cabo es mi lenguaje, mi manera de expresarme, mi forma de ver la vida”.

El artista zaragozano Óscar Palacio sale cada fin de semana a esculpir en barro y a pie de calle sus obras efímeras… cuando el tiempo lo permite.

En este caso, Óscar ha creado de la nada un rostro rodeado por las ramas de un árbol. “No hay una historia detrás, simplemente es lo que llevo dentro. Lo que busco es que cada persona que pase por aquí llegue sus propias conclusiones”, resume. Y eso que, en este caso, lo vemos esculpir. Sin embargo, este artista también trabaja la pintura y la caracterización de cine. “Me gusta probar cosas nuevas y experimentar. Me considero una persona muy curiosa”, añade.

Los primeros días comenzó a salir con un grupo de músicos e improvisaba sus obras, en directo, al ritmo de la música. Algo que seguirá haciendo cuando se dé la oportunidad. Pronto decidió lanzarse a la piscina y comenzar a salir completamente solo. “La gente está encantada y muy agradecida. Necesitamos evadirnos, pensar en otras cosas, compartir esto es una maravilla”, asegura. Mientras habla, algunas personas que ya habían pasado por la zona al inicio de la tarde, se paran, sorprendidos, con la evolución de su trabajo. “¡Qué maravilla!”, afirma una señora mientras hace una fotografía.

“Al final se trata de esto, de dar que hablar. La crisis nos ha afectado a todos, pero a los artistas especialmente. Si la gente no viene a nuestros lugares de trabajo… habrá que acercarse a ellos de otra manera”, admite. Y aunque económicamente no es una salida, al menos por ahora, asegura que es mucho mejor “que no hacer nada”.

Óscar Palacio, trabajando en la Gran Vía zaragozana.
Óscar Palacio, trabajando en la Gran Vía zaragozana.
C.I.

Pasión por crear

A sus 53 años, hace apenas cinco una enfermedad respiratoria -conocida como EPOC, enfermedad pulmonar obstructiva crónica- le obligó a abandonar su trabajo en la construcción, algo que le permitió volver a su auténtica pasión: la escultura.

“Estudié volúmen en la Escuela de Artes y Oficios de la plaza de Los Sitios de Zaragoza, pero la vida me llevó por otro camino. Un camino que se prolongó durante 30 años”, reflexiona. Por eso, a pesar de las dificultades, Palacio se muestra satisfecho y feliz con lo que hace. “He aprendido a no hacer demasiados planes y a vivir al día. Mientras pueda hacer lo que me gusta… seguiré adelante”, concluye.

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