zaragoza

Absuelven a los 4 policías locales acusados por los altercados del bar Corisco de Zaragoza

La Audiencia Provincial avala la actuación de los UAPO y condena a la propietaria del local y a tres clientes.

La dueña del bar y los tres clientes, en primera fila frente al tribunal, seguidos de los agentes.
La dueña del bar y los tres clientes, en primera fila frente al tribunal, seguidos de los agentes.
TONI GALAN

La Audiencia de Zaragoza ha absuelto a los cuatro policías locales acusados de incurrir en los delitos de lesiones, coacciones y usurpación de estado civil durante una intervención en el bar de copas Corisco Paradise, en la calle Sevilla de la capital aragonesa, que arrancó con una medición de ruidos y acabó con una trifulca.

A su vez, la sección primera condena a la dueña y camarera del bar, Montse M. N., a seis meses de prisión por un delito de resistencia y a 45 días multa con una cuota diaria de 5 euros por cada uno de los dos delitos leves de lesiones de los que es culpable. También impone una pena de tres meses de cárcel al cliente Beltrán B. E. por lesiones, así como sendas multas a Ezequiel N. M. y Pelagio M. N. por resistencia a los agentes de la autoridad.

Los hechos por los que se les condena ocurrieron la Noche de Reyes de 2019. Aquel día, tras la queja de un vecino, los agentes realizaron tres mediciones de ruidos, dando como resultado en todas ellas un exceso de decibelios.

Al llevar el parte a la gerente del establecimiento para que lo firmara, esta se negó aduciendo que las horas marcadas eran erróneas, ya que excedían el horario de apertura. Poco a poco se caldeó el ambiente, lo que llevó a los intervinientes, que han sido defendidos por el letrado José Ignacio Cabrejas, a solicitar refuerzos.

El tribunal considera probado que «uno de los clientes, menor de edad, cogió una botella y le propinó un golpe en la cabeza a un agente que se encontraba en el lugar». A la vez, «otro funcionario, no identificado, comenzó a tirar botellas y vajillas de la barra para, al parecer, evitar posibles agresiones con objetos tales como botellas o vasos». Ante la escalada de violencia, los agentes desalojaron el establecimiento.

En los minutos posteriores, uno de los policías recibió «un empujón y un manotazo en la carpeta, así como un puñetazo en la ceja derecha», mientras que el que trataba de mediar con la camarera –que se negaba a abandonar la barra– fue cogido por el cuello por esta, que aprovechó la braga reglamentaria para reducirlo momentáneamente.

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