zaragoza

Policías, camarera y clientes niegan haber propinado golpes en una intervención en un bar

La Fiscalía pide tres años de prisión para los detenidos, mientras la dueña acusa de coacciones a cuatro policías locales.

La dueña del bar y los tres clientes, en primera fila frente al tribunal, seguidos de los agentes.
La dueña del bar y los tres clientes, en primera fila frente al tribunal, seguidos de los agentes.
TONI GALAN

La dueña de un bar de copas de la calle de Sevilla, tres clientes y cuatro policías locales declararon ayer en la Audiencia de Zaragoza como acusados por una trifulca ocurrida en la Noche de Reyes de 2019 que se saldó con un cruce de denuncias. Los detenidos, para los que la Fiscalía solicita una pena de tres años como presuntos autores de delitos de atentado y lesiones, negaron haber ofrecido resistencia durante los arrestos y haber propinado ningún tipo de golpe contra los funcionarios. La acusación particular, a cargo del abogado José Cabrejas, eleva la petición a tres años de prisión. Los agentes rechazaron la versión de los clientes y de la dueña del bar –que en el momento de la intervención hacía las veces de camarera–, que los acusan de haberse excedido en su labor haciendo un uso excesivo de la fuerza. La defensa, ejercida por la letrada Bella Sánchez, pide para los policías hasta cuatro años de cárcel por coacciones y usurpación del estado civil.

El origen de la intervención policial radica en una medición de ruidos, la tercera en unas pocas semanas. Tras comprobar que el local superaba los decibelios permitidos, dos agentes procedieron a dar parte a la dueña. Durante la sesión, esta alegó que se negó a firmarlo porque «la hora que se había marcado (4.30) no era la correcta porque en ese momento la música ya debería estar apagada, algo para lo que aún quedaba media hora». La mujer, que en el momento de los hechos estaba embarazada de doce semanas, dijo haber sido golpeada, que le impidieron grabar con el móvil y que uno de los agentes destrozó a porrazos los vasos que había sobre la barra. «Tengo la suerte de llevar gafas y me protegieron», añadió, a la vez que negó haber agarrado de la braga del cuello a uno de los intervinientes.

Ninguno de los detenidos pudo reconocer durante el juicio a los agentes a los que acusaron de los distintos excesos en la aplicación de la fuerza. Aseveraron que «ninguno de los clientes opuso resistencia», si bien también se practicó la detención de un menor que ya ha sido condenado por haber lanzado una botella contra uno de los policías locales. Varios de los clientes y la propia dueña también aseguraron que durante la trifulca se expresaron distintas «palabras con carga racial».

Una situación «muy hostil»

Uno de los policías que acudió tras ser requerido por la patrulla que informaba de la multa relató que en el interior del bar se encontraron una situación «muy hostil». Su compañero explicó ante el tribunal que recibió un empujón y un manotazo en la carpeta, así como un puñetazo en la ceja derecha. Este mismo funcionario justificó al agente que despejó la barra usando la porra reglamentaria y que ahora está en segunda actividad:«La situación era violenta y era una posibilidad real que nos lanzaran vasos».

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