zaragoza

Tensión en el desalojo de los okupas del hotel San Valero en el centro de Zaragoza

Una veintena de personas sin techo llevaban tres meses viviendo en el edificio de la calle Manifestación. 

Empujones, gritos y algunos momentos de tensión. Así se ha vivido este martes por la mañana el desalojo de 22 okupas que desde hace tres meses vivían en el edificio del Hotel San Valero, en la calle de Manifestación 27, en el centro de Zaragoza.

Alrededor de 60 efectivos de la Policía Nacional (entre miembros de la UIP y UPR) han echado a una veintena de personas tras la denuncia de la Sareb (Servicio de Gestión de Activas Procedentes de la Reestructuración Bancaria S.A. o conocida como el banco malo) por la usurpación del edificio en la calle Manifestación, un alojamiento turístico que se abrió para la Expo 2008 y cerró en 2011 por la crisis, como consecuencia del traslado de los juzgados de la Plaza del Pilar a los edificios de la Ciudad de la Expo . 

La Sareb había interpuesto una denuncia hace dos meses por la ocupación del inmueble de propiedad privada, como ha confirmado el secretario del Juzgado de Instrucción 7 de Zaragoza, José María Tellez, integrante de la comisión judicial que ha acudido sobre las 10.00 de esta mañana.  

Antes de la llegada de la comisión judicial, interpuesta por el secretario judicial, un funcionario y dos representantes jurídicos de la Sareb, la Policía ha procedido a la detención de Santiago Llanero, como se hace llamar, que es el portavoz de los desalojados y ha amenazado con quemarse a lo bonzo tras rociarse el cuerpo con gasolina (un policía le ha intervenido un bidón de extinción de fuego que podría haber llenado de gasolina). 

Una veintena de personas sin techo llevaban tres meses viviendo en el edificio de la calle Manifestación.

Hacia las 9.30, Santiago ha sido llevado arrestado a una furgoneta judicial en medio de  empujones y enganchones en la calle de Manifestación, con momentos de tensión ante los gritos de apoyo "De aquí no nos vais a mover" o "un desalojo, otra okupación" de miembros de la Plataforma sin Hogar y Stop Deshaucios, que se arremolinaron en la calle Alfonso, bloqueados por una barrera de una veintena de policías que inmpidieron su paso hacia el Hotel de San Valero.     

Seis miembros de las plataformas de apoyo a los okupas han estrechado sus brazos para oponer resistencia al operativo policial en la puerta del hotel y han sido sacados de allí a la fuerza, con empujones. Después, los policías han abierto con una ganzúa una cadena que bloqueaba la entrada, donde se acumulaban varios paneles. 

Posteriormente, mientras la Policía ha entrado en los cuatro pisos del hotel de San Valero, una decena de los sintecho que quedaban dentro (los demás han ido bajando antes) han descendido sin más discusiones ni tensiones, y se han marchado. 

"Somos gente que no tenemos dónde dormir. Yo estaba debajo del puente de La Almozara y me llamaron para que viniera. Estaba bien aquí, en una habitación con una cama y comíamos Llevo 24 años en Zaragoza, he trabajado en un bar sin contrato y ahora me echan a la calle otra vez. No sabemos a dónde ir", ha explicado Joaquín Alfonso, un portugués de 59 años, casado con una zaragozana de la que se separó por sus problemas con el alcohol.    

En estos momentos, el secretario judicial ha permitido que entraran los periodistas a las habitaciones, que estaban desordenadas con ropa abandonada, paquetes de tabaco y con colchones de buena calidad. "Pueden volver durante un mes para recoger las cosas que han dejado en las habitaciones", ha concluido el secretario judicial José María Téllez.   

La Sareb (participada en un 55% por capital privado y en un 45% por público) es la propietaria del inmueble y lo sacó a la venta por 2,2 millones de euros, aunque nunca encontró comprador.

Fue un riojano al que llaman 'El Llanero' quien decidió llevar allí a las personas que en pleno confinamiento estaban viviendo en bancos de la calle o en cajeros. "El otro día nos llamaron del juzgado y nos asignaron abogado de oficio porque la Sareb ha denunciado", contaba hace días. Se esforzaba en explicar que su presencia en el hotel y la de las 19 personas que había no era una ocupación al uso. "Esa palabra tiene una carga negativa que hace pensar en conflictos o violencia. Aquí ni se venden drogas ni nadie fuma ni bebe. Lo que pretendo es sacar a las personas de la calle y que tengan un lugar digno donde vivir y estar seguras, protegidas y cuidadas. Nada más. Tienen que entenderlo. Ese es mi objetivo", decía.

Consciente de que la situación tenía fecha de caducidad una vez entran los tribunales por medio, El Llanero pedía alternativas para las personas que vivían en el edificio. "Si me traen a este hotel a los servicios sociales y a todas estas personas que viven en la calle les dan una alternativa, se arregla", subrayaba.

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