curiosidades

Hasta las estatuas se ponen mascarilla en  Zaragoza

A medio camino entre la travesura y la 'performance', el monumento a los hermanos Argensola de la plaza de San Pedro Nolasco o el niño que mira a la Torre Nueva de la de San Felipe han amanecido enmascaradas contra el virus.

Andar poniendo mascarillas a populares monumentos del centro de Zaragoza no deja de constituir una manera de saltarse el confinamiento. Pero no es menos cierto que esta mañana de martes, en medio del ambiente de triste silencio que reina en unas calles habitualmente llenas de vida, ver las esculturas del niño que mira a la extinta Torre Nueva de la plaza de San Felipe o a la musa de los hermanos Argensola, cubiertas con una mascarilla, hace asomar una sonrisa a la cara.

Gamberrada para algunos o 'performance' artística para otros, la autoría de la acción queda, de momento, en el terreno del anonimato.

Si bien la mascarilla que cubre el rostro de la obra realista de Santiago Gimeno Llop que se instaló en la plaza de San Felipe en 1991, apareció hace un par de días limpia, este martes llevaba un par de firmas (de unos tal Nataly y Anthony) que no tienen por qué corresponderse con los autores de la travsura. En la máscara también aparece escrito "COVID-19".

Las mismas firmas lleva la intervención de la plaza de San Pedro Nolasco en un conjunto escultórico, por desgracia, acostumbrado al vandalismo, eso sí de mayor intensidad (habitualmente, pintadas).

La obra fue encargada a José Bueno (el mismo que el de 'La Siesta', de la plaza de Paraíso) en 1922 para homenajear a los dramaturgos barbastrenses. Él mismo, en 1951, hubo de esculpir una nueva figura femenina, ya que estaba muy deteriorada la anterior.

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