tribunales en Zaragoza

El dueño del bar Göia se enfrenta a 7 años de cárcel por intentar matar a su camarero

Persiguió y atacó a la víctima con dos cuchillos en la céntrica calle de José María Lacarra y se los clavó 18 veces. 

La Policía Científica, cuando tomaba pruebas en la calle de Lacarra de Zaragoza, donde ocurrieron los hechos el 19 de mayo.
La Policía Científica, cuando tomaba pruebas en la calle de Lacarra de Zaragoza, donde ocurrieron los hechos el 19 de mayo.
José Miguel Marco

Siete años de prisión, siete de alejamiento y el pago de una indemización de 11.180 euros es la condena que solicita la Fiscalía para Ian R. B., el dueño del pub Göia de la calle de José María Lacarra por intentar acabar con la vida de su camarero, Alejandro A. La representante del Ministerio Público lo acusa de un delito de tentativa de homicidio y considera que cuando el hostelero comenzó a perseguir y atacar con dos cuchillos a su empleado estaba influenciado "parcialmente" por el consumo de cocaína.

Los hechos se produjeron el pasado 19 de mayo de 2019 en pleno centro de Zaragoza sobre las diez de la mañana. El bar había estado abierto toda la noche y ya de madrugada, a partir de que la clientela se fuera, Ian R. B. y Alejandro A. se quedaron dentro tomando copas, fumando porros y esnifando rayas.

Por motivos que todavía no han quedado claros, el acusado, de repente, cogió dos cuchillos, uno en cada mano, y se dirigió hacia Alejandro A. con la "clara intención" de acabar con su vida. El joven, de 28 años, intentó huir y salir del establecimiento a toda costa, pero antes de alcanzar la salida y tras haber esquivado una primera acometida, recibió una cuchillada en un hombro.

Una vez en la calle, trató de escapar, pero Iam R. B. lo persiguió hasta que le dio alcance y lo tiró al suelo. El camarero quedó tendido bocabajo y en esa postura recibió las primeras cuchilladas. En un momento dado, logró darse la vuelta para tratar de defenderse y el agresor le asestó varias más, dos a la altura del estómago y otras en la cara.

Dada la hora y lo céntrico de la calle, la agresión fue presenciada por numerosas personas, varias de las cuales la grabaron con sus móviles desde los balcones, pero otras que pasaban en ese momento por el lugar tuvieron la valentía de intervenir para ayudar a Alejandro A. y tratar de quitarle de encima a Ian R. B., que empleó tal fuerza para atacarle que llegó a doblar el filo de uno de los cuchillos.

Afortunadamente, la llegada de varios coches patrulla, tanto de la Policía Nacional como de la Local, puso fin a la agresión. Cuando los agentes se presentaron en el lugar, cuatro hombres tenían inmovilizado al agresor, que no dejaba de forcejear. Mientras los agentes del 091 terminaban de reducir al autor del acuchillamiento y lo arrestaban, los municipales asistieron al joven, que permanecía sangrando sobre el asfalto, y le colocaron varios parches oclusivos para cortar la hemorragia. Una sanitaria que caminaba por la zona y presenció la escena ayudó también a los funcionarios a prestar la primera asistencia al lesionado.

El examen de los médicos del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) reveló que la víctima sufrió múltiples incisiones de pequeño tamaño en la cabeza, tres en la frente, varias en la cara, una en el hombro y la más grave, una herida penetrante en la cavidad abdominal que le afectó al estómago, el intestino y el hígado. Esta lesión puso en riesgo su vida y precisó de una intervención quirúrgica urgente. En total, Alejandro A. tardó en curar 114 días, seis de ellos estuvo hospitalizado, y le han quedado varias cicatrices como secuela.

Como reconoció la propia víctima a este periódico dos días después de la agresión, cree que a Iam R., con el que había empezado a trabajar solo un fin de semana antes, "se le fue la cabeza". "Intentó asestarme hasta 50 puñaladas, pero me dio 18 veces", aseguró entonces.

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