covid-19

"Soy tu vecina de abajo. He visto que tienes coronavirus. Si necesitas que te compre algo..."

El testimonio de una zaragozana con Covid-19 desata una ola de afecto y solidaridad, con cientos de mensajes de conocidos y desconocidos.

Meritxell Ripoll, zaragozana con coronavirus, agradece todas las muestras de apoyo recibidas.
Meritxell Ripoll, zaragozana con coronavirus, agradece desde su aislamiento todas las muestras de apoyo recibidas.
Meritxel Ripoll

Cuando Meritxell Ripoll cogió su teléfono al levantarse este miércoles, no daba crédito. “Tenía unos 1.000 mensajes; el móvil se me bloqueaba y todo”, cuenta. Los cientos de comentarios en las redes sociales, las llamadas, los vídeos y los audios que recibió le pusieron “la piel de gallina”. Esta zaragozana, nacida en Vitoria, había contado su experiencia como enferma con coronavirus en HERALDO, y la reacción fue inmediata.

“Me ha escrito gente que conozco, gente que no conozco… He contestado a unos 400 mensajes en Facebook, pero al final lo he dejado porque estoy cansada y ya no podía más”, explica. Meritxell fue diagnosticada de Covid-19 el domingo, y está pasando la cuarentena sola en su casa, separada de sus hijos de 12 y 8 años. Según señala, lo primero que le sale a la gente cuando se entera de la noticia es ayudar: “Se preocupan por si tienes de todo, te dicen si necesitas algo. Me han dicho que se saltarán la ley para traerme cosas, que me pasarán alimentos por debajo de la puerta, descolgándolos por la ventana...”.

Una de las muestras de afecto más emocionante llegó a media mañana, cuando oyó un ruido en su puerta. Por la rendija se había deslizado un papel que decía: “Hola, perdona que te moleste. Soy tu vecina de abajo. Esta mañana he visto un vídeo que creo que eras tú hablando sobre que te habías contagiado con este maldito coronavirus. Solo decirte que si es así, puedes llamarme cuando quieras, si necesitas que vaya a comprarte comida, medicamentos, cualquier cosa, no dudes en llamarme. ¡Muchísimo ánimo! ¡Esto también pasará! Un abrazo fuerte”.

Carta recibida por Meritxell de una vecina.
Carta recibida por Meritxell de una vecina.
Heraldo

“Antes de empezar a leerla ya me he puesto a llorar”, cuenta Meritxell, quien explica que ha habido gente que le ha dicho que le iba a dedicar “su aplauso en el balcón de hoy”. Los ánimos le han llegado de todas partes, de los padres del colegio de sus hijos, de excompañeros de trabajo, de su familia del País Vasco, de amigos de Lanzarote… “Ha habido gente que me ha escrito con los que igual llevaba diez años sin contacto”, relata.

Le han pasado tablas de nutrición adecuadas para estos momentos, ejercicios para hacer cuando acaben los síntomas, cursos de inglés y hasta una aplicación que ha abierto DKV para que todo el mundo pueda hacer consultas y chatear con médicos de sus dudas sobre la enfermedad.

Ella ha querido “dar las gracias a todos” los amigos y desconocidos, sobre todo por tratar de animarle en unos días que son complicados. “La gente tiene una reacción brutal, se preocupan al principio pero luego hacen payasadas y te hacen reír”, explica.

Reitera su mensaje de “calma” y “ánimo” a las personas que estén enfermas o tengan síntomas. Ella, dentro de lo que cabe, está “relativamente bien”. “No quiero parecer una heroína o algo así porque hay gente que lo pasa está pasando mucho peor que yo. Lo mío es duro porque estoy sola y no puedo ver a mis niños, pero yo mi aplauso se lo doy a quien lo está pasando realmente mal”, concluye.

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