Tribunales

Niega que profanara una tumba e hiciera fotos para distribuirlas entre sus amigos

La defensa pide la absolución del acusado de romper la lápida de un conocido porque sus conocidos no se creían que estuviera muerto. 

El acusado, junto a su abogada, y la hermana del fallecido, tras su letrado, este lunes en los juzgados.
El acusado, de granate, y la hermana del fallecido, a la derecha, este lunes en los juzgados.
Heraldo

Dos testigos señalaron a Carlos L. P. como el autor de las fotografías del ataúd de José Luis J. S. y la persona que envió las imágenes a uno de ellos. Sin embargo, la Policía nunca analizó el terminal del acusado para constatar que las fotos se habían hecho realmente con ese teléfono móvil. Así lo admitió este lunes uno de los agentes que investigaron el caso y destacó la abogada del acusado, Silvia Acién, que pidió la absolución para su cliente.

No obstante, estos argumentos no fueron suficientes ni para la Fiscalía ni la acusación particular, quienes continuaron solicitando la condena de encausado por un delito contra los sentimientos religiosos y el respeto a los difuntos.

José Luis J.S., vecino de Calatayud, murió con tan solo 45 años. Su familia lo enterró en el cementerio sin hacer velatorio. Por ello, a muchos amigos del fallecido se les metió en la cabeza que José Luis realmente no había muerto. Uno de sus conocidos más cercanos quiso comprobar por su propia mano si realmente había fallecido.
José Luis J.S., vecino de Calatayud, murió con tan solo 45 años. Su familia lo enterró en el cementerio sin hacer velatorio. Por ello, a muchos amigos del fallecido se les metió en la cabeza que José Luis realmente no había muerto. Uno de sus conocidos más cercanos quiso comprobar por su propia mano si realmente había fallecido.
Heraldo.es

Carlos L. P. está siendo juzgado por profanar presuntamente la tumba de su conocido para comprobar si estaba muerto. Luis J. S., de 45 años, falleció en febrero de 2015 en la capital bilbilitana. Al cadáver se le practicó la autopsia en Zaragoza y fue enterrado en un nicho del cementerio de Calatayud. Un año y tres meses después, personal del campo santo encontró la lápida rota, se lo comunicó a la aseguradora y esta la repuso. Pero al poco tiempo, Selene J., conocida tanto de Carlos L. como de José Luis S., acudió a un familiar de este último y le enseñó una foto del nicho abierto de su sobrino y una foto del ataúd con sus iniciales.

Según ella, había sido el acusado quien había hecho las imágenes y se las había enviado a través de Whatsapp. Este fue el detonante para que la familia denunciara los hechos y abriera una investigación.

Uno de los agentes encargado del caso explicó ayer que Selene J. declaró "voluntariamente". "Contó que el autor había sido Carlos L. y que esa noche le había ido contando paso a paso cómo lo había hecho. Nos enseñó las imágenes y las descargamos en un CD. El número del teléfono del que las había recibido era el del acusado", manifestó el funcionario, que añadió que en ese momento no creyeron necesario analizar el terminal del sospechoso. Durante la instrucción judicial tampoco se hizo una prueba pericial del terminal telefónico.

El problema surgió cuando la mujer –que un tiempo después de la presunta profanación se hizo pareja sentimental de Carlos L., con quien tuvo un hijo en común– se retractó de sus declaraciones.

Para el abogado la acusación, Roberto Gállego, y la fiscal del caso el hecho de que no ratificara lo declarado no le resta validez y creen que las cosas sucedieron tal y como las contó la primera vez. El letrado señaló que la profesión del acusado (funerario) facilitó la presunta profanación cometida para "satisfacer la curiosidad morbosa" de un grupo de amigos. Sin embargo la defensa asegura que no hay ninguna prueba de que fuera así. Recordó que entonces su representado pesaba 150 kilos y era imposible que arrastrara una escalera, se encaramara a la quinta fila donde estaba la lápida, la rompiera e hiciera las fotos.

La fiscal pide diez meses de multa a 12 euros diarios (3.600 euros) y 6.000 de indemnización, mientras que Roberto Gállego, reclama 5 meses de prisión y 10.000 euros por daños morales.

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