movilidad

Los autobuses eléctricos sobreviven en la jungla de Zaragoza

Las cuatro unidades de energía limpia de la capital han recorrido en dos meses 21.000 kilómetros, la mayoría en la 38. Llegan por la noche a cocheras con un 25% de carga y se preparan para 'saltar' a otras líneas.

Los usuarios de la línea 38 conocen bien la diferencia. Subir a bordo de un autobús eléctrico da una perspectiva diferente al transporte público de Zaragoza. Parece casi increíble que los nuevos vehículos limpios de la capital aragonesa pertenezcan a la misma flota que esos diésel que, con más de 15 años de servicio a sus espaldas, agonizan en cada arrancada o en cada pendiente.

Los cuatro buses eléctricos de Avanza Zaragoza acaban de cumplir dos meses, y quienes mejor los conocen les ponen buena nota. En su primer contacto con la jungla de la ciudad -hasta ahora había habido algún modelo en pruebas- han sobrevivido con solvencia a las exigencias del día a día. Han recorrido más de 21.000 kilómetros sin incidencias significativas, y han acumulado experiencia como para poder plantearse el salto a otras líneas de la red de bus.

Las cuatro unidades totalmente limpias de la capital aragonesa han recorrido ya más de 21.000 kilómetros, la mayoría en la 38. Llegan por la noche a cocheras con un 25% de carga y se preparan para 'saltar' a otras líneas.

Las cuatro unidades limpias (dos de la marca Irizar y otras dos de BYD) dan servicio en exclusiva en la 38, aunque algún día se han ido ‘de excursión’ por la C1. Según apuntan desde Avanza, todos ellos consiguen completar con solvencia una jornada de trabajo. Alcanzan un rendimiento de 200 kilómetros y 17 horas entre recargas, más que suficiente para cumplir con la exigencia de la ruta. De hecho, según señala Jesús Lavid, gerente de mantenimiento de Avanza, llegan por la noche a cocheras “con holgura”, concretamente con un 25% de carga en las baterías, aunque este porcentaje puede variar en función de la climatología (que condiciona el uso de la climatización) y del tráfico.

Cuando terminan su jornada, los autobuses se estacionan en las cocheras de la carretera de Castellón y empieza la recarga de las baterías, que están sobre el techo del bus y que pesan 3,5 toneladas. Este proceso dura unas cinco horas. Ya por la mañana, los buses eléctricos pasan a ser uno más entre la flota de Avanza y no vuelven a recargarse hasta por la noche. La única particularidad es que están totalmente monitorizados para estudiar su rendimiento. Por eso, precisamente, dan servicio en la línea 38, porque eso les obliga a pasar por las cocheras cada 83 minutos. “Al entrar aquí, podemos sacar todo tipo de datos que luego podremos extrapolar”, apunta Lavid.

Los buses llegan a las cocheras por la noche "con holgura", con un 25% de carga en sus baterías

Así, la 38 se ha convertido en un banco de pruebas pero con fuego real. Aquí se intenta ver los puntos de mejora para luego trasladarlos a los fabricantes. “Es una tecnología en estado de maduración, por lo que se pueden mejorar cosas”, dice el gerente de mantenimiento de Avanza. Por ejemplo, uno de los retos es reducir el consumo de batería que suponen los equipos de calefacción (en verano) y de climatización (en invierno). “En los diésel no hay problema, pero con estos no se puede despilfarrar la energía porque puede poner en jaque el rendimiento del vehículo”, apunta Lavid. De hecho, dependiendo de la temperatura estos equipos pueden llevarse entre el 10% y el 15% de la energía de las baterías.

Estas pruebas son las que van a determinar en qué líneas más pueden encajar estos autobuses. “Hay que probarlo por pendientes y por lugares con distinta intensidad de tráfico”, dicen en Avanza. En cualquier caso, la decisión última sobre en qué líneas se instalan corresponderá al Ayuntamiento.

De momento, son los usuarios de la 38 los que se quedan con el disfrute de unos vehículos en los que el confort y el silencio llaman la atención. “Dentro, hasta se habla más bajo”, observan desde la empresa concesionaria.

La apuesta por la energía limpia se completa con los autobuses híbridos, que rozan ya el centenar. Además, en el techo de las cocheras se instaló un ‘mar’ de placas fotovoltaicas. Habitualmente la recarga de los autobuses no se hace con los frutos de este parque, ya que la carga es nocturna y a esas horas, evidentemente, no se capta energía solar. Pero sí sirve para abastecer las instalaciones de Avanza y verter el excedente en la red eléctrica.

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