sucesos en zaragoza

Intoxicado al entrar en una casa en llamas de Las Delicias para salvar a cuatro vecinos

La víctima es un guardia civil libre de servicio que no dudó en abrirse paso entre el humo para avisar puerta a puerta a los inquilinos.

Imagen de archivo de una ambulancia de los Bomberos de Zaragoza como la que trasladó al joven epiléptico al hospital en diciembre de 2017.
Imagen de archivo de una ambulancia de los Bomberos de Zaragoza.
Heraldo

Un guardia civil destinado en el cuartel de Casetas resultó intoxicado por inhalación de humo el pasado martes, día 1, al intentar salvar la vida de los ocupantes de un edificio en llamas de la calle de Pedro de Luna, en el barrio de Las Delicias de Zaragoza. El funcionario, Ramón Calvo, estaba libre de servicio y acababa de dejar a su familia para ir a comprar fruta, pero vio el fuego que salía del inmueble y se acercó a la gente que estaba arremolinada a la entrada para preguntar si había gente dentro. Al contestarle que sí, como aún no habían llegado los bomberos, el agente no se lo pensó dos veces, accedió al bloque y empezó a aporrear todas las puertas el grito de «¡Fuego, fuego, salid todos!».

«El incendio se declaró en la planta calle y el humo casi no me dejaba respirar. Apenas podía ver tampoco nada, por lo que fui pasando la mano por las paredes para localizar las puertas de las viviendas. En la primera planta había dos pisos y de uno salieron dos personas», explicaba ayer el agente, que sigue de baja.

Con dificultad, el hombre ascendió al segundo piso y dando golpes en otra puerta logró despertar a sus dos inquilinos, que no eran conscientes de que el edificio estaba ardiendo.

Ramón Calvo se extrañó bastante al encontrarse una vivienda con una cadena en la puerta, pero le explicaron que aquel era un edificio okupa y allí también gente viviendo. «Empecé a dar puñetazos, pero nadie respondía, así que intenté abrir la puerta a patadas.Fue entonces cuando empecé a marearme y vomitar», relataba. Afortunadamente, en ese momento vio las linternas de los bomberos, que enseguida lo llevaron a la uvimóvil.

"Tenía 120 pulsaciones por minuto y tuvieron se suministrarme oxígeno, porque me encontraba muy mal»

«Tenía 120 pulsaciones por minuto y tuvieron se suministrarme oxígeno, porque me encontraba muy mal», recordaba el funcionario. Cuando empezó a recuperarse, les dijo a los médicos que no era necesario que lo llevaran al hospital. Sin embargo, después se le inflamó una mano y como no dejaba de vomitar tuvo que acudir a urgencias. «Llevo dos noches sin poder dormir y bastante atontado, pero me alegro que haber podido ayudar a estas cuatro personas», explicaba.

Uno de los inquilinos del edificio confesó a la Policía Nacional que estaba en la cama y que no se enteró de nada hasta que el guardia civil aporreó su puerta.

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