zaragoza

Aprendices de fotógrafos redescubren el Arrabal

Varios jóvenes participan estos días en Rabalart, un proyecto en el que a través de sus propias imágenes conocen zonas del barrio que les pasaban desapercibidas.

Los trece jóvenes mostraron el  sus creaciones en uno de los talleres de Rabalart.
Los trece jóvenes mostraron el sus creaciones en uno de los talleres de Rabalart.
Ayto. Zaragoza

Encuadres, filtros, perspectiva y algo de movimiento para conseguir la fotografía perfecta de alguno de los rincones del Arrabal zaragozano, que antes les habían pasado desapercibidos. Trece chavales se han acercado estos días a su barrio a través de la creación artística, gracias al proyecto Rabalart, impulsado por la Universidad de Zaragoza y el Ayuntamiento.

Aunque ya les queda poco tiempo para demostrar su creatividad e imaginación (la iniciativa finaliza este viernes) durante algo más de dos semanas han podido sumergirse en el universo de la fotografía y experimentar –por ejemplo– con técnicas de imágenes de 360 grados, con la ayuda del especialista Iván Morte.

Daniela Cardillo, la creadora del proyecto, explica que los chavales han trabajado con sus propios móviles y se les ha intentado inculcar que estas cámaras "sirven para algo más que su mero uso egocéntrico, con los selfis, sino que también son útiles para documentar y mirar el mundo". Este miércoles, por ejemplo, el grupo salió a fotografiar portales del Arrabal e hizo también una visita al palacio de Montemuzo, donde se encuentra el archivo municipal y donde se asombraron –por ejemplo– con los carteles antiguos de las fiestas del Pilar. La idea es utilizar el medio fotográfico como herramienta para reflexionar sobre el patrimonio, la cohesión e, incluso, el reciclaje, para lo que contaron con la ayuda de Olsen Projects.

En los últimos días se les ha podido ver también recorriendo el callejón de Lucas, la Azucarera, Casa Solans... "En apenas quince días se ve la evolución de las fotos que han ido haciendo. Muchos se deciden a experimentar y, aunque al principio obtenías estampas rarísimas, han ido afinando mucho y muy bien su trabajo", comenta Cardillo, que el mes que viene llevará los resultados de este proyecto a Ciudad de México.

Trabajo en grupo

Parte fundamental del proyecto es su perspectiva social porque en Rabalart participan alumnos de entre 7 y 16 años de distintos colegios del barrio y de diversa extracción social. "Queríamos formar un grupo heterogéneo. Cada centro escolar podía proponer únicamente un par de estudiantes porque la idea era que no se conocieran con anterioridad y fomentar así el trabajo en equipo", explica la directora, que es licenciada en Artes Visuales.

Cuentan que todo ha salido a pedir de boca y que los chavales han conectado entre sí y se han hecho amigos. El único ‘pero’ ha sido la ola de calor, pues muchas de las salidas han tenido que hacerse bajo un sol de justicia. "Algunos conocían perfectamente la historia de muchos espacios del barrio y otros es la primera vez que han recorrido algunas de las calles", explican los profesores que confían en poder repetir al año que viene –ojalá– con más plazas.

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