sanidad

Una zaragozana consigue plaza de endocrina en Bilbao: “Me voy al norte porque quiero estar cerca de casa”

Elena González Estella acaba de sacar una plaza de Endocrinología en el Hospital de Cruces de Baracaldo, donde hará cuatro años de especialidad. Después espera volver a Aragón para trabajar en su ciudad. 

Elena González Estella acaba de sacar una plaza de Endocrinología en el Hospital de Cruces de Baracaldo (País Vasco).
Elena González Estella acaba de sacar una plaza de Endocrinología en el Hospital de Cruces de Baracaldo (País Vasco).
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De Zaragoza a Bilbao en busca de un sueño: convertirse en endocrina y volver en un futuro a trabajar a Aragón. Ese va a ser durante los próximos cuatro años el objetivo de Elena González Estella, una médica zaragozana que tras superar una leucemia hace hoy siete años se licenció en Medicina para contribuir a salvar vidas. "Quiero ejercer la medicina, ayudar a otras personas a encontrar la salud, pero no me quiero involucrar emocionalmente mucho con enfermedades que yo también he pasado", confiesa esta joven, tras conseguir una de las 81 plazas de Endocrinología en España, en su caso, en el Hospital de Cruces de Baracaldo (País Vasco).

Más allá del estudio diario al que ha dedicado meses, elegir especialidad reconoce que ha sido una de las tareas más difíciles en su amplia trayectoria académica. "Me planteé diferentes especialidades y al final hice caso a mi corazón. Creo que endocrinología es la formación que más va conmigo para poder desarrollarme bien y, además, el tema de las hormonas me fascina. El endocrino abarca muchísimas enfermedades, más allá de que una persona tenga sobrepeso u obesidad, porque las hormonas intervienen en muchos aparatos y sistemas del organismo", afirma esta médica. 

La especialidad que ha escogido es una de las que menos plazas ofrecen en España (81). En la presente convocatoria se asignaron dos en Aragón, y aunque en otras áreas todavía hay llamamientos, en la suya -por razones obvias- se acabaron ya. Elena se marchará así a Bilbao para formarse en Endocrinología durante cuatro años, pero lo hace convencida de que podrá volver en un futuro a Aragón. "Me he ido al norte porque me gusta y prefiero estar cerca de casa. Me marcho por formación y tengo que hacer cuatro años de especialidad para luego ya buscar trabajo aquí. A día de hoy quiero volver. Además, yo soy muy de Zaragoza", dice con una sonrisa.

Elena González, acompañada por su hermano, en Madrid, el día que sacó la plaza.
Elena González y su hermano, en Madrid, el día que sacó la plaza.
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El 8 de mayo ha pasado a ser una fecha destacada en su calendario. Detrás quedan meses de estudio, ilusión y muchos nervios. "Creo que ha sido peor el tiempo de incertidumbre que la preparación. El desconocimiento de qué va a ser de tu vida, adónde vas a ir a parar y dónde vas a poder formarte… Tener que ir preguntando por los sitios para informarte de las diferentes especialidades que te estás planteando te hace darle muchas vueltas a la cabeza. Al final, coges una dinámica desde junio a febrero que solo te preocupas por estudiar. Te levantas y haces cinco horas de estudio por la mañana; otras cinco por la tarde… Desconectas un rato con las amigas, haciendo deporte o simplemente yéndote a casa a descansar. Si has sacado un número muy bueno ya no te preocupas tanto, pero en mi caso -aunque sabía que me iba a dar la nota- tenía que esperar a que 3.000 personas eligieran antes que yo", explica Elena, que el pasado miércoles obtuvo por fin el mejor reconocimiento a todos esos meses de estudio y trabajo diarios. "Fue una alegría muy grande... un descanso. Sentí que había recompensado todo el esfuerzo que había hecho durante tanto tiempo", asegura la joven. 

El miércoles fue sin duda para ella un día de homenaje y celebración. A la salida del Ministerio de Sanidad la esperaban sus padres, una amiga y su hermano, el que ha sido su gran apoyo. "Después de haberme planteado hacer Medicina y aprobar el MIR, habiendo hecho ya la primera carrera de Nutrición y Dietética... ¡Había que celebrarlo! Me fui a comer con mi hermano y mis padres en Madrid, y con una amiga con la que había estudiado siempre mano a mano en Zaragoza. Ese día me compró una camiseta muy graciosa que me había preparado con una frikada de endocrinos... Los amigos son también un apoyo muy importante en este camino, porque todos hemos llevado la misma preparación y cuando estas decaída emocionalmente siempre están ahí para subirte el ánimo. Quieras que no, al final esto es como una montaña rusa", reconoce esta médica. 

Voluntaria de Dona Médula Aragón

Aunque cambie de domicilio y de ciudad, a Elena le gustaría seguir colaborando con la asociación Dona Médula Aragón, a la que ha estado muy unida por su enfermedad. "Me da mucha pena, porque una de las cosas que tengo que hacer es dejar apartada esta entidad a la que me había vuelto a incorporar, y de hecho sigo yendo a reuniones los lunes", detalla. 

El próximo 20 de mayo tendrá la última, si bien espera seguir colaborando en todas las acciones que se puedan hacer desde Zaragoza. "En Bilbao buscaré algún voluntariado, porque me encantan. Al final es muy bonito hacer esa labor. No solamente informar en charlas y eventos, sino ayudar a pacientes o familiares por medio de otros servicios psicosociales. Hay veces que tenemos tiempo para tomarnos una caña y seguir conociéndonos. Se crean amistades, y aunque al principio me costaba un poco, ahora que han pasado siete años (casi ocho desde que superé la enfermedad), si tengo que dar una charla o hablar con personas que tienen que ir a trasplantarse a Santander, como yo, siempre les doy algún consejo sobre cómo hacer las cosas", cuenta con una sonrisa. 

Para su familia y amigos, su caso es un ejemplo de superación que contagia las ganas de vivir y de seguir adelante. Ahora que ha pasado el tiempo, Elena reconoce que rondaron su cabeza otras especialidades, como oncología hematología, pero se muestra convencida de que ha elegido lo mejor para ella. "Me planteé muy en serio ambas opciones, pero luego pensé que me iba a implicar muchísimo personalmente. Yo quiero ejercer la medicina, ayudar a otras personas a encontrar la salud y ojalá pueda colaborar con oncología de alguna manera, pero sin ser hematóloga, aunque me encanta la especialidad y me parece apasionante todo lo que abarca. Suelo estar al corriente de todo y me gusta leer sobre los logros y terapias innovadoras que están surgiendo. Me gusta estar al día de todos los avances que hay en enfermedades relacionadas con la leucemia, aunque hoy por hoy no me dedique a ello", confiesa. 

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