Ayuntamiento de Zaragoza

El ‘nuevo’ Príncipe Felipe ya luce en la fachada del Pabellón

El círculo que Santisteve abrió en 2015 se cierra con el repintado de la fachada, tras un largo proceso político y judicial.

Cuatro años después de que el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, decretara -en contra de la mayoría del pleno municipal- borrar el nombre del pabellón “Príncipe Felipe” de Zaragoza, esta rocambolesca historia, que ha motivado una batalla política y judicial durante todo el mandato, se cierra con un repintado que ya luce flamante en la fachada trasera que recae al tercer cinturón. Los trabajos continúan este miércoles y está previsto que terminen a lo largo del día con la recuperación del rótulo de la fachada principal del complejo deportivo.

Se cierre así el circulo que Santisteve abrió en julio de 2015, poco después de llegar a la Alcaldía, cuando protagonizó la primera de sus más polémicas decisiones, al imponer por decreto el cambio de nombre de este emblemático pabellón por el de “José Luis Abós”, en recuerdo y homenaje del fallecido entrenado de baloncesto y del Basket Zaragoza. La medida desató una auténtica tormenta política, ya que la mayoría de la corporación (PP, PSOE y Cs) la rechazaron y se mostraron partidarios de dedicar otro emplazamiento a Abós. Solo ZEC y CHA, defendieron el polémico cambio.

El Grupo Municipal del PP acabó llevado el asunto a los tribunales de lo Contencioso- administrativo, que le dieron la razón al estimar que la competencia para adoptar el cambio de nombre es exclusiva del pleno municipal y no del alcalde. Pese a que el gobierno de ZEC recurrió la sentencia y llegó hasta el Supremo, también el Alto Tribunal avaló (diciembre de 2018) las tesis de los populares y ratifico la sentencia inicial, al tiempo que concedía al Ayuntamiento de Zaragoza cuatro meses para ejecutar el que ya era un fallo firme e irreversible.

Superado ese plazo, fueron los grupos municipales los que decidieron aprobar y ordenar los trabajos de repintado que ahora se llevan a cabo con un coste de 9.000 euros. A este gasto hay que sumar el de los trabajos contratados para el repintado -que fueron cautelarmente suspendidos por el juzgado número 4 de lo contencioso- y las costas judiciales a las que ha sido condenado el Ayuntamiento. En resumen, una polémica estéril que ha resultado cara para la ciudad y, sobre todo, para los ciudadanos.

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