tribunales en zaragoza

Diez años de cárcel para el paciente que secuestró y abusó de la médica que fue a asistirlo

La acusaciones pedían para el acusado entre 17 y 24 años, pero la Audiencia de Zaragoza le reduce la pena al apreciarle, como pedía la defensa, una atenuante analógica de trastorno mental.

El acusado, durante el juicio celebrado el pasado 24 de abril en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, durante el juicio celebrado el pasado 24 de abril en la Audiencia de Zaragoza.
Oliver Duch

Diez años de cárcel y 120.000 euros de indemnización. Esa es la condena que la Audiencia de Zaragoza ha impuesto a José Antonio Melús Escosa (53 años), el vecino de Las Delicias que secuestró, agredió y abusó sexualmente de la médica (60 años) del centro de salud Univérsitas que fue a visitarlo a domicilio por unas molestias gastrointestinales. Como proponían el fiscal José Luis Hedo y la acusación particular, a cargo de la letrada Margarita Lapeña, el tribunal lo considera autor de un delito de atentado agravado por uso de instrumento peligroso, otro de lesiones y un tercero de detención ilegal en concurso con el de abusos sexuales.

Pese a que le obligará a pasar una larga temporada en el centro penitenciario de Zuera –si el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) no dice lo contrario ante un más que probable recurso de apelación por parte de la defensa, a cargo del penalista Enrique Trebolle–, lo cierto es que la pena impuesta al acusado es bastante inferior a la que solicitó la bancada de las acusaciones (en la que también estuvo presente el representante legal del Salud). De hecho, el ministerio público solicitó en el juicio que al procesado se le condenara a 17 años de prisión por la pesadilla que hizo sufrir a la víctima, mientras que su propia abogada elevó la petición a 24 años.

Los hechos se produjeron la mañana del 22 de junio de 2018 y tuvieron una contundente respuesta por parte del colectivo sanitario, que salió a la calle para poner de manifiesto los riesgos a los que se enfrentan cada día. Tanto es así, que tras este dramático caso se produjeron nuevas agresiones: una de ellas, a otro profesional del centro de salud Univérsitas.

A la hora de comparecer ante el tribunal de la Sección Sexta, el encausado aseguró no recordar nada de lo sucedido. Mucho más extenso y prolijo en detalles fue el relato de la médica que sufrió el ataque, a las que aquellos angustiosos 45 minutos que estuvo secuestrada en la vivienda del agresor la mantienen todavía de baja.

La mujer contó que tras mostrarle el cuchillo, el hombre la tiró contra un sofá, le ató las manos a la espalda con bridas, la amordazó con cinta americana y, para que no abriera la boca, se la enrolló también por la cabeza. Acto seguido, la llevó al dormitorio y la arrojó sobre la cama donde, por dos veces, le puso un cojín sobre la cara con aparente intención de asfixiarla. Luego, se desnudó, se puso sobre ella y le hizo tocamientos.

El fiscal pidió una pena inferior que la de la acusación particular porque entendía que el agresor permitió al final que la médico se marchara. Pero el tribunal dice en su fallo que si la mujer escapó fue porque aprovechó un descuido de su secuestrador para salir del piso pidiendo ayuda a gritos.

Le reducen la pena por un trastorno de la personalidad

La forense que examinó a José Antonio Melús no le detectó ningún trastorno mental, de ahí que ni la Fiscalía ni las acusaciones aceptaran que se le aplicara atenuante alguna. Sin embargo, basándose en la prueba pericial que presentó la defensa, a cargo del letrado Enrique Trebolle, el tribunal ha terminado apreciando al procesado una atenuante analógica, reduciéndole así la pena de cárcel.

El psiquiatra Miguel Ángel de Uña y el psicólogo Antonio Escartín examinaron al encartado en la prisión de Zuera. Tras horas de entrevistas y de pruebas, según explicaron en el juicio, llegaron a la conclusión de que padece un trastorno disociativo de la personalidad, es decir, una alteración de las funciones integradoras de la conciencia, memoria y percepción del entorno.

Según los profesionales, a este estado llegó por un trastorno esquizoide previo y una personalidad evitativa y depresiva, agravada esta última por la muerte de su compañera. Indicaron que Melús vivía en una realidad paralela desde hacía 22 años, cuando se separó de su mujer y que durante todo ese tiempo las consecuencias de su conducta habían sido «paliadas» por su padre y su hermano

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