zaragoza

La calle Contamina, un reducto de basura y suciedad a pocos metros de la calle Alfonso

Los vecinos de esta zona denuncian que algunos residentes incumplen reiteradamente los horarios establecidos para sacar la basura y piden al Ayuntamiento que ponga en marcha campañas de concienciación.

La calle Contamina, un reducto de basura y suciedad a escasos metros de la calle Alfonso.
La calle Contamina, un reducto de basura y suciedad a escasos metros de la calle Alfonso.
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Está en pleno centro, junto a una de las vías más emblemáticas de la ciudad y a unos pocos metros de la basílica del Pilar. Sin embargo, la calle Contamina luce mucho menos lustrosa que la calle Alfonso y que la plaza ejerce de corazón de la ciudad. Algunos vecinos, hartos de ver cómo la basura se acumula junto a los portales a cualquier hora del día, han alzado su voz para que se implementen campañas de concienciación y pedir más civismo.

Hay que sacar la basura a partir de las ocho de la tarde, pero hay días que a las ocho de la mañana ya hay bolsas fuera”, lamenta Manuel Vidal, que lleva cerca de una década viviendo en el corazón de la calle Contamina. Según este vecino no se trata de un problema de falta de limpieza, ya que asegura que los servicios de recogida de residuos pasan “muy a menudo” por esta céntrica calle, aunque su esfuerzo de poco sirve. “A la media hora ya vuelve a haber basura”, afirma.

Un punto especialmente problemático es el que hace esquina con Matías Carrica, donde según Vidal, “a cualquier hora del día” es fácil ver desperdicios, muebles y otros objetos acumulados a escasos 50 metros de la calle Alfonso.

Para este vecino, la solución pasa por una mayor vigilancia policial y la imposición de más sanciones, ya que cree que la presencia de residuos en la vía pública genera un efecto llamada y hace que algunos ciudadanos imiten este tipo de conductas. “Cuando una zona está muy limpia a nadie se le ocurre tirar ni un solo papel. Pero si hay bolsas en el suelo y la calle está sucia parece que no recoger los excrementos de los perros sea una cosa de lo más común”, apunta Vidal, que señala que las deposiciones de los canes son otro problema frecuente. “La policía debería corregir esta conducta y poner más sanciones, que parece que sino no aprendemos”, considera. Además, cree que la administración o las propias comunidades de vecinos deberían poner en marcha campañas para fomentar la convivencia y el civismo entre los ciudadanos, aunque simplemente consistieran en recordar en qué momentos del día está permitido sacar la basura a la calle. “Yo soy un ciudadano particular y poca fuerza puedo hacer”, comenta.

Desde la Asociación de Vecinos Vía Romana aseguran ser conocedores del problema y piden que la administración haga un mayor esfuerzo para concienciar a la ciudadanía. “Al tratarse de las calles que van al Pilar, la zona está bastante vigilada por la policía, pero no existe una labor de concienciación por su parte”, explica Iván Mestre, presidente del colectivo vecinal.

Suciedad en la calle Contamina
Señal caída en la calle Contamina
C.I.

Además, Mestre considera que la limpieza no se lleva a cabo de igual manera en la calle Alfonso que en sus bocacalles. “La calle Alfonso se limpia con agua todos los días, pero de las demás se olvidan. De cara al turismo está muy bien, pero el entorno también tendría que estar limpio”, reclama.

Reclaman el arreglo del adoquinado

Entre otras cuestiones a mejorar en la calle, los vecinos señalan la necesidad de arreglar las baldosas de la calzada, ya que muchas de ellas están sueltas y pueden provocar tropiezos. “Cuando llegamos aquí la calzada estaba deshecha y hace unos seis años, en víspera de las fiestas del Pilar, adoquinaron esta y otras calles adyacentes”, explica el residente, que cree que los trabajos se realizaron con “cierta premura”, ya que ahora “están hechas polvo”. Méndez Núñez, Santa Isabel y la propia Contamina son algunas de las calles en las que los vecinos denuncian que las baldosas han ido saltando o moviéndose. “Cuando llueve el agua se queda debajo y es fácil ensuciarse con las salpicaduras”, explican.

El ruido del ocio nocturno es otro de los perjuicios que sufren quienes viven en esta parte de la ciudad, conocida por los bares de copas. Aseguran que lo que han de aguantar en la actualidad no es nada comparado con lo que soportaban hace unos años, pero esta sigue siendo una zona de paso para quienes salen cada fin de semana a disfrutar de la noche zaragozana. “A menudo los locales exceden los horarios de apertura. No se ejecuta lo que la ley y las ordenanzas han previsto con la contundencia necesaria, al menos no a favor de los que residimos aquí”, considera Vidal, que asegura que por las mañanas es frecuente encontrar vómitos, orines y cristales rotos.

Además, cree que quienes como él viven en el centro tienen que hacer frente a ciertas dificultades por el hecho de residir ahí. “A veces nos dicen: ‘Oye, que vivís en pleno centro’. Y yo estoy encantado de vivir aquí, pero parece que no tenemos derecho ni a la limpieza ni al descanso”, comenta este vecino, que mantiene contactos con la Asociación de Vecinos de Zaragoza ‘La Harta’ y con la Plataforma Stop Ruido Casco Histórico.

Somos gente que está viviendo permanentemente con la molestia. Esto es una llamada desesperada, porque lo peor que puede ocurrir es que se olviden de nosotros”, concluye este afectado.

Iván Mestre, presidente de la Asociación de Vecinos Vía Romana, señala que "no es una zona especialmente conflictiva en cuanto a peleas, pero sí que hay alteraciones del orden público. Cuando la gente bebe más de la cuenta puede pasar cualquier cosa. Los bares reconocen que tienen parte de culpa, pero el ciudadano también la tiene. Tenemos derecho a estar en la calle, pero somos los que elegimos gritar o hablar en un tono normal, pegarle una patada a una papelera o no hacerlo…".

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