La titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Zaragoza, Mercedes Terrer, será la encargada de investigar la muerte violenta de Teresa, la vecina de Fuentes de Ebro de 73 años fallecida el pasado miércoles como consecuencia del fuerte golpe que le asestó en la cabeza su propio hijo, de 43 años y con problemas psiquiátricos. Sin embargo, la magistrada todavía no ha podido interrogar a J. P. L., ya que poco después de ser detenido –tras permanecer cuatro horas atrincherado en la vivienda donde ocurrieron los hechos con el cadáver de la víctima– una ambulancia lo trasladó a la unidad de psiquiatría del hospital Miguel Servet de Zaragoza.

Según informaron ayer fuentes de la Guardia Civil, el presunto homicida continuará allí hasta que los médicos consideren que está en condiciones de responder a las preguntas tanto de los investigadores como de la instructora.

El arrestado había sido diagnosticado y estaba siendo tratado por profesionales, pero parece que se negaba a admitir sus problemas mentales y llevaba bastante tiempo sin tomar la medicación. De ahí que ahora la juez tenga que investigar si el parricida era capaz de controlar sus actos cuando se produjo el triste crimen. En cualquier caso y dada la situación del hombre, esta prefiere esperar a que sean los especialistas quienes marquen los tiempos.

Para conocer el grado de imputabilidad del encausado, la instructora se apoyará también en el informe que emitan los forenses del Instituto de Medicinal Legal de Aragón. Fue precisamente en sus instalaciones de Zaragoza donde ayer se practicó la autopsia al cadáver de la víctima. Según ha podido saber HERALDO, la necropsia habría confirmado que la mujer presentaba un fuerte impacto en la parte trasera de la cabeza, traumatismo que provocó su fallecimiento. En principio, no consta que la víctima tuviera lesiones o signos de defensa.

Cuando llegaron un médico y una enfermera del centro de salud a la vivienda donde convivían madre e hijo, en el camino del Molino de Fuentes de Ebro, la mujer ya había fallecido. De hecho, cuando los sanitarios empezaron a hacer preguntas al hijo, este les echó rápidamente a la calle y se encerró con el cadáver. La Guardia Civil tomó la casa al asalto cuatro horas después.