Detenido un vecino de Fuentes tras matar a su madre y atrincherarse 4 horas en su casa
El hombre, que tiene 43 años y vivía con la víctima, sufre problemas mentales pero no estaba tomando la medicación
Una vecina deFuentes de Ebro de 73 años, de nombre Teresa y muy conocida en el municipio por haber regentado durante décadas una céntrica carnicería, murió este viernes como consecuencia del fuerte golpe que presuntamente le asestó en la cabeza su hijo. El hombre, de 43 años e identificado como J. P. L., tiene diagnosticados problemas psiquiátricos, pero llevaba bastante tiempo sin tomar la medicación. El violento ataque se produjo poco después de las dos de la tarde en la casa donde madre e hijo convivían, ubicada en el camino del Molino, a las afueras de la localidad zaragozana. Sin embargo, no fue hasta cuatro horas después cuando se detuvo al homicida, ya que este se atrincheró en la vivienda, se negó a hablar con el negociador y obligó a intervenir a los Grupos de Reserva y Reacción (GRS) de la Guardia Civil.
Según las primeras pesquisas, fue el propio parricida quien llamó al centro de salud de Fuentes para comunicar que su madre estaba malherida. Hasta la casa se desplazaron enseguida un médico y una enfermera, a los que el hombre permitió acceder hasta el lugar donde se encontraba la víctima. Pero nada pudieron hacer estos por la vida de la mujer, que presentaba un grave traumatismo craneoencefálico. En cuanto le confirmaron el fallecimiento de su madre, el presunto autor del crimen se apresuró a echar al facultativo y a su acompañante, que informaron rápidamente de lo sucedido a las autoridades.
La Comandancia de Zaragoza envió al lugar de los hechos a numerosas patrullas, pero, desde el primer momento, el hombre se negó a abrir la puerta. Hasta que su salud se lo permitió, el atrincherado trabajó como pastor cuidando del ganado que tenía la familia, por lo que la Benemérita no podía descartar que tuviera algún arma de fuego en la casa. De ahí que, como medida preventiva, los agentes establecieran un primer cordón de seguridad a unos 40 metros de la casa (luego se amplió a 80). Para evitar riesgos, todos los agentes del operativo se pusieron también el chaleco antibalas.
Dados los problemas psiquiátricos de J. P. L., que permanecía encerrado en la casa con el cadáver de su madre, la Guardia Civil temía que el hombre pudiera intentar acabar con su vida. Es por ello que el negociador insistió en hablar con él para tranquilizarlo y explicarle que lo mejor era que se entregara. La hermana del parricida vive en una casa ubicada a escasos metros del lugar de los hechos, donde se reunió por la tarde toda la familia para afrontar junta la trágica noticia y prestar la máxima colaboración posible.
