Más de 2.100 días esperando la mejora del acceso de la parada de la Chimenea

La Asociación de Vecinos Tío Jorge-Arrabal lamenta llevar tanto tiempo esperando a que se ejecuten las obras de un proyecto que el Ayuntamiento ya aprobó a comienzos de 2018 y que permitirían a los viandantes llegar a la parada del tranvía de manera segura y accesible.

Parada de la Chimenea
Más de 2.100 días esperando la mejora del acceso de la parada de la Chimenea
José Miguel Marco

Más de 2.100 días, o lo que es lo mismo, más de cinco años y medio, es el tiempo que los vecinos del Arrabal llevan esperando las obras de mejora de la accesibilidad de la parada del tranvía de La Chimenea en sentido Mago de Oz. Desde que el pasado 26 de marzo de 2013 se pusiera en marcha la totalidad de la línea del tranvía, la Asociación de Vecinos Tío Jorge-Arrabal ha reclamado una actuación para evitar el rodeo que tienen que dar los viandantes para alcanzar la parada con seguridad y facilitar su acceso para las personas con movilidad reducida. El Ayuntamiento aprobó la realización del diseño, el proyecto y la ejecución de los trabajos en enero de 2018, pero un año después sigue sin haberse hecho realidad.

“La Chimenea es la parada de tranvía que más cerca tienen los vecinos del Arrabal”, explica Rafael Tejedor, presidente del colectivo vecinal. El camino natural para llegar hasta la parada en sentido Parque Goya es cruzar por el semáforo de la avenida Pirineos y no entraña ninguna dificultad. Los problemas surgen cuando se quiere coger el tranvía en sentido Mago de Oz, ya que para ello los vecinos tienen que cruzar las vías –con el riesgo que eso conlleva- y salvar un escalón de cerca de 25 centímetros de altura. Es cierto que existe otro recorrido alternativo, pero este supone “un trayecto de más de 200 metros que nadie realiza”, ya que para ello hay que bordear la línea en sentido Parque Goya hasta dar con el paso de cebra que permite incorporarse a la parada.

La demanda de la asociación, que se remonta a la inauguración del trazado completo del tranvía, pareció haber sido escuchada por el Ayuntamiento en enero de 2018, aunque la mejora todavía no se ha llevado a cabo. El consistorio zaragozano aprobó entonces la realización, diseño, el proyecto, la ejecución y la dirección de obra de un paso peatonal accesible en la parada número 10 del tranvía. En febrero de ese mismo año, el proyecto de los técnicos municipales fue enviado a la Junta del Distrito del Rabal que, a su vez, lo remitió a las asociaciones de vecinos para que dieran su visto bueno. “Lo estudiamos, vimos que era adecuado y, por si acaso, se lo enviamos a la Fundación de Disminuidos Físicos de Aragón (DFA), que también lo aprobó”. Después, la asociación comunicó su beneplácito ante la Junta, pero aseguran no saber más sobre el asunto.

“No entiendo que después de que se haya aprobado por parte del Ayuntamiento no se lleve a cabo. ¿Cuál es la razón?”, se pregunta Tejedor, que señala que, si no se ejecutan las mejoras, el proyecto en papel solo habrá servido para que tanto el consistorio como el técnico municipal que lo redactó “hayan perdido el tiempo”.

No obstante, esta no es la única reivindicación de los vecinos del Arrabal con respecto al tranvía. Los largos tiempos de espera en los semáforos de la zona debido a la prioridad semafórica de los convoyes también han suscitado las quejas de los conductores de vehículos particulares. “Si solo pasa un tranvía, la espera suele ser de tres minutos, que es algo hasta razonable. Pero si coincide el paso de los dos, uno en cada sentido, puede ser hasta de seis”, explica Tejedor, que considera que, aunque la situación ha mejorado tras algunas medidas introducidas por los servicios de movilidad municipal, el problema no ha desaparecido. “No entendemos por qué en Plaza Paraíso, donde también se da esa misma circunstancia, los tiempos de espera no son tan largos y aquí sí”, apunta el representante vecinal.

Poca inversión y varios proyectos pendientes

Durante los últimos tres meses de 2018, Tejedor asegura que apenas hubo inversiones en el barrio del Arrabal al margen de algunas actuaciones previstas en los presupuestos participativos. Además, el representante de la asociación señala que la “brecha digital” es un gran impedimento para los barrios con un alto porcentaje de población envejecida, ya que dificulta la presentación de propuestas.

No obstante, califica de “positivas” las pequeñas obras llevadas a cabo en el parque del Tío Jorge y su entorno, como la reposición de bancos, la plantación de árboles o la reparación de una parte del muro que lo rodea. Aunque recuerda que todavía está pendiente de ejecutarse el plan director que permitirá la reforma de esta zona verde y que lleva redactado desde 2016.

El 2018 también han conseguido que los solares de las calles Almadieros del Roncal y Valle de Oza se adecúen para su uso como aparcamiento y que una parcela vacía de la calle Palencia, llena de maleza y en la que habitaban ratas, se haya limpiado.

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