Dos viviendas ‘okupas’ han sido pasto de las llamas en apenas dos días en Zaragoza. Y no son los únicos casos registrados este año, ya que otros incendios declarados en pisos similares en los últimos meses han dejado varios heridos y han obligado a varias familias a abandonar temporalmente sus casas.

El último fuego se produjo este lunes por la tarde en el número 14 de la calle de Figueras, en el barrio de Las Fuentes de la capital aragonesa. Cuando los bomberos llegaron allí, sobre las 18.41 se encontraron con la buhardilla en llamas. Según fuentes del 080, en la vivienda no había nadie, pero todas las puertas estaban abiertas y todo indicaba que allí estaba viviendo alguien.

A falta de determinar el origen del incendio, los indicios apuntan a que este pudo ser un aparato de aire acondicionado ubicado en el salón. De hecho, fue esta parte del inmueble la que sufrió los mayores daños, con el techo completamente calcinado. Las altas temperaturas registradas afectaron también a una tubería general, avería que afectó al resto a las plantas inferiores.

Cuando los bomberos inspeccionaron el resto del edificio para asegurarse de que no había nadie se encontraron con tres gatos en la primera planta, animales que fueron rescatados y trasladados a un centro de protección. Las labores del extinción fueron complejas y se prolongaron durante casi dos horas.

El incendio de la calle de Figueras se produjo apenas dos días después del registrado en otra vivienda ‘okupa’ situada en el número 21 de la calle Viva España de Zaragoza, junto al río Huerva. El fuego se declaró allí en la madrugada del pasado sábado, día 4 de noviembre. Y aunque tampoco hubo que lamentar daños personales, los materiales fueron también bastante importantes. De hecho, dada la gran cantidad de material combustible acumulada, las llamas se extendieron con rapidez por toda la vivienda obligando a los equipos de extinción a trabajar allí durante más de cuatro horas.

A estos dos casos se suman los registrados el pasado mes de marzo en las calles de Gascón de Gotor y en la de María Callas, en los que sendas viviendas ‘okupas’ fueron también pasto de las llamas. En el primero, tres vecinos -de entre 75 y 90 años- se vieron obligados a abandonar sus domicilios. Desde el día 21, fecha en que se produjo el siniestro, la finca quedó precintada con el acceso tapiado.