Zaragoza

Elisa Pelegrín: "Aposté por la vida en un pueblo y la escuela rural por mis hijas"

Elisa Pelegrín: "Aposté por la vida en un pueblo y la escuela rural por mis hijas"
Macipe

Cuando Elisa Pelegrín estaba embarazada de sus mellizas, Sara y Julia, tomó una decisión que cambió su vida hasta entonces urbanita –vivía en pleno centro de Zaragoza– por la de Alpartir, el pueblo en el que su marido, Miguel Marín, se crió y en el que estudió. "Decidimos instalarnos aquí porque pensamos que la vida en un entorno rural sería muy positiva para nuestras hijas", cuenta Elisa, que asegura que también así cumplió una de las ilusiones de su pareja.

"En un pueblo, la relación entre los vecinos y los niños es muy especial y está claro que la tribu educa", cuenta Elisa, que es profesora de Biología en un centro de Zaragoza, a donde se desplaza a diario para dar clase. "Quisimos apostar por la escuela rural, en la que mi marido había estudiado. Además, gran parte de mi familia son maestros y teníamos muy buenas referencias del colegio del pueblo", añade.

Sus hijas estudian primero de infantil en una clase en la que hay 15 niños de entre 3 y 6 años. "Aquí hay pocos alumnos y muchos profesores y eso hace que los niños tengan una atención superpersonalizada", dice. Destaca también la educación interdisciplinar e interetapas, la participación de las familias y la formación para padres como otros de los puntos positivos del proyecto educativo del Ramón y Cajal.

"No creemos que la educación en la ciudad sea peor, pero sí pensamos que la suma de la escuela rural y la vida en un pueblo podía ser positiva para nuestras hijas", añade esta ‘forastera’ que asegura que se sintió muy bien acogida en el pueblo. Elisa reconoce que como madre y docente "la innovación educativa no está exenta de incertidumbre" y recuerda que la educación no es solo cosa de la escuela, sino que los valores también se aprenden en casa.