Zaragoza, ciudad de farolas

Más de 74.700 lámparas de diversos estilos y formas iluminan las calles de la capital.

Farola de forja en la plaza Paraíso
Farola de forja en la plaza Paraíso

Como si del baile de Gene Kelly en 'Cantando bajo la lluvia' se tratara, las farolas de Zaragoza, bien por su singularidad o estilismo, podrían protagonizar una escena de película.


Según el Ayuntamiento de Zaragoza, la ciudad cuenta con un total de 74.729 lámparas sostenidas sobre más de 67.900 soportes.  Con más o menos gusto o aceptación entre sus vecinos, la infinidad de farolas que se reparten a lo largo de las calles de Zaragoza son un espectáculo de formas y estilos.


Las hay sobrias como las que adornan la plaza de España, o tradicionales como las de la avenida Navarra o el paseo de Isabel La Católica que se abren en dos. Aunque este paseo, por el que pasa el tranvía cuenta con más de 3 tipos diferentes de farolas. Una de ellas, reciente en el paisaje urbano zaragozano bordea y acompaña al tranvía en todo su recorrido. Son proyectores grises y el elemento central soporta dos focos a diferentes alturas. Otras, más modernas, han traído consigo la polémica. Es el caso de las farolas grises y blancas de la plaza Eduardo Ibarra. Su estilo alargado y su colocación inclinada hicieron pensar en un principio a los viandantes que se trataba de un fallo de colocación.


Fusión con el entorno


Es corriente ver cómo cada zona de la capital goza de un tipo de farola. El centro de la ciudad se caracteriza por las de fundición de estilo clásico y color verde oscuro. En la parte inferior se dibujan unas hojas y en la parte superior abundan los giros barrocos. De esas hay de todos los tipos: con uno, dos, tres e incluso cinco faroles. Las hay más sencillas como las de la entrada de la calle Libertad con un solo punto de luz. Con tres como los de calle Alfonso o más recargados como los que se encuentran en la plaza de Sas o en la plaza de Paraíso. Las del Coso se salen de la norma, pero conservan ese estilo de la Zaragoza del siglo XVIII. Bajo un clásico soporte se alza una lámpara blanca acabada en punta.


Muy propios de esta zona zaragozana también son los faroles de brazo, anclados a las fachadas. Un total de 11.859 iluminan las estrechas y cortas calles del Casco.


A pesar del encanto de algunas de estas lámparas, las prisas y el trasiego diario son las causantes de que pasen desapercibidas. Pocos se paran a contemplar la belleza de los faroles de la calle 5 de Marzo coloreados con dorados y grises. A pesar de los toques modernos conserva la línea clásica del mobiliario del centro de la ciudad. Muy cerca, se encuentran los faroles colgantes instalados en cada uno de los arcos del paseo de la Independencia.


Alejándose del centro, en el barrio de la Romareda es corriente encontrar todo tipo de farolas de globo. En Condes de Aragón hay un ejemplo de estas luminarias de luz anaranjada aunque los vecinos lleván años pidiendo que se coloquen más.  Y en el pasaje situado en el lateral de la Cámara de Comercio hay otro buen ejemplo de farola redondeada. Ésta, además, tiene un diseño muy singular.


Por otro lado, en los parque es habitual encontrar farolas de chapa de acero de 4 a 8 metros de altura aunque a la entrada del Parque Grande hay algunas excepciones de forja y estilo clásico.


La iluminación de una ciudad es fundamental para potenciar su belleza en la noche. Por ello, las farolas de los puentes de Zaragoza están colocadas a conciencia para reforzar su paisaje. Prueba de ello son las que adornan el puente de Piedra, el puente de Hierro o el de La Fuentes. Las dos últimas son columnas de más de 14 metros de altura.


Para poner el toque de modernidad, están las farolas curvas de la parte trasera del Teatro Principal o las farolas en ángulo recto del paseo Independencia.